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Mis hijas y sus nacionalidades

A veces me pregunto porqué siendo yo española de toda la vida de dios (todos mis abuelos y bisabuelos, para más señas, nacieron en Aragón, lo mismo que mis padres y yo) me han salido las hijas con otras nacionalidades. ¿Genética? Para mí que de esto no hablaba Mendel…

Mis hijas y sus nacionalidades. United Nations Flags

Con Aldara, la mayor, siempre hemos bromeado con que en vez de Beatriz como segundo nombre deberíamos haberle puesto Ikea. Porque se hace la sueca… cosa mala. Cuando algo no le interesa, cambia de tema con una facilidad pasmosa, así ras-ras. O directamente aplica la audición selectiva, es decir, que lo que le interesa, lo oye a la primera pero lo que no… Lo mismo es porque no se lo estamos diciendo en el idioma que ella parece entender (el sueco) pero hartita estoy de tenerlo que repetir todo mil veces. Que como dice mi madre, parezco un disco rayado.

Mencía también tiene su punto Ikea… es independiente como ella misma. O dicho en otras palabras: hace lo que le pasa por las narices cuando le pasa por las narices. Ella va a su rollo completamente. Lo mejor, es que es sigilosa como ella sola, así que cuando por fin la oyes suele haber poco que hacer: lo más probable es que tengas todas las cosas de la estantería ya en el suelo. Le encanta tirarlo todo absolutamente. Lo que pasa que a la otra le gusta tenerlo todo ordenado y en fila (herencia clara de su padre, yo siempre he sido un puñetero desastre), así que tenemos intereses contradictorios. Un horror. El caso es que le echas la bronca y encima la otra, que es muy sentida (la reina del drama), comienza a hacer pucheros y a llorar como si la estuvieras matando. La madre que la parió. Que soy yo, para más señas.

Pero en general, últimamente Mencía parece definitivamente japonesa. Desde luego no por la ceremoniosidad, sino porque habla en un dialecto que parece venido directamente desde Tokio. O eso o es que sin saberlo por las noches se dedica a despertarse, saltar la barrera de la cuna y darse atracones de manga en versión original. Su léxico es totalmente japonés. Ata, Oshoyo, e incluso unos «puta» muy inconvenientes. Menos mal que eso solo lo dice en la intimidad.

Me parece que voy a tener que empezarla a vestir con kimonos, para estar en consonancia con su vocabulario… Qué cruz.

FotoUnited Nations Photo via photopin cc

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

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