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Los festivales navideños: expectativas vs realidad

En la mayoría de los colegios estos días vamos a asistir a la tortura china alegría de los festivales navideños. Y es que a nosotros por festival navideño nos viene esas cosas tan elaboradas y gloriosas que hacen en las películas americanas. Yo no sé qué tienen en el Wisconsin profundo además de mucho frío, pero en cualquier escuela de medio pelo hacen un festival navideño que flipas en colores. Aquí en España la cosa es bastante diferente como todo el que tenga hijos ha comprobado en sus propias carnes. Hagamos un repaso hoy de los festivales navideños: porqué España no es Wisconsin.

relaxing mom festivales navideños

Lo siento, pero los villancicos españoles no son competencia frente a los americanos. Seguro que le tenemos cariño a los peces en el río (que beben, y beben y vuelven a beber… ¿seriously? ¿seguro que el agua lo que beben?) , al dale a la zambomba o a cualquier villancico en el que puteen hagan perrerías a San José pero OBJETIVAMENTE así cualquier cosa americana además de ser entrañable es mejor como canción. Aquí nos hemos quedado en la tradición, que está muy bien, a mí también me gusta el Adeste fideles, pero no hemos ido más allá. En Estados Unidos tienen mucho menos miedo a innovar y a hacer cosas distintas. Yo personalmente estoy un poco harta de la cinta de niños gritones que suena cada vez que entro en un comercio y ruego al cielo por que rescaten a Mr. Bublé cantando Jingle Bells versión jazz. Sí, vale soy una culturetas ¡y qué!.

Así que claro, llegan los festivales americanos y sale una niña divina que no levanta dos palmos del suelo a actuar como si fuera Mariah Carey incluso a veces con ese vestuario un poco bastante choni  y lo flipamos.

¿En qué momento en un lugar cualquiera perdido de la mano de Dios resulta que hay niños suficientes como para montar una orquesta y que suene aquello bien? ¿Dónde diantres adquieren los niños esas tablas? Sí, ya sé que Love Actually es inglesa, pero es que cualquier película de las basadas en hechos reales de Antena 3 y temática navideña flipas en colores con los coles y los institutos.

Yo en mis funciones escolares aspiro:

  1. A que no se vengan demasiado arriba con la pandereta. Admito, vale, que durante el rato que están en el escenario se desfoguen y le den como si no hubiera un mañana SIEMPRE Y CUANDO no presupongan que haya que ensayar en casa. El otro día Mencía descubrió un pito por casa y yo sólo podía pensar en cosas muy feas que tenían que ver con «meter» y con «agujeros corporales» como pitase en casa una sola vez más.
  2. Que esté medianamente afinado. O sea, que sean más o menos capaces de cantar toda la canción en el mismo tono y no aparezca ese tradicional moscardón ese de fondo.

Y poco más.

No aspiro yo a grandes prodigios vocales porque aquí en España francamente lo que quieren los padres, en general, no es ver un buen espectáculo como en América sino ver a su hijo. Y les da igual que su churumbel tenga menos gracia que Arévalo contando un chiste de mariquitas (sic): quieren ver a su hijo Y PUNTO. Así que con este punto de partida ¿cómo vamos a esperar el mismo nivel que en Estados Unidos? Si queremos ver una gran obra de teatro nos vamos a la Gran Vía madrileña, cuando vamos al cole de los niños esperamos otra cosa.

Os confesaré uno de mis placeres culpables: una vez que he asumido que esto no es Niuyork yo casi agradezco que lo hagan rematadamente mal. Esas obras, esos villancicos en los que los enanos están despistados y no dan una (siempre y cuando ellos pobres no lo vivan como un trauma, que no hay nada más agobiante que ver a alguien pasándolo mal) son geniales y mucho más memorables que la mediocridad habitual.

Cosas que de verdad envidio fuerte: esos PEDAZO de escenarios. En mi cole nos hacinamos durante un montón de años en un salón de actos diminuto con un escenario testimonial. Más allá de la primera y segunda filas era imposible ver nada. Con los años hemos ascendido a un pabellón en el que se ve bien pero hace un frío del carajo. Está claro que no se puede tener todo en esta vida. Veo las películas americanas y caramba, tienen ahí siempre unos escenarios super pro, con su telón, sus tramoyas, sus efectos y flipo en colores.

Cosas que son iguales en todos los sitios: Lo que se sufre con los disfraces. En nuestro cole optaron hace años por cosas sencillas hechas con bolsas de basura en clase y hombre, no será lo más estiloso del mundo y no podrán competir con los disfraces hechos por modistas como me contaba mi amiga Gema que hacían en su cole, pero 1) es baratísimo 2) van todos iguales 3) los hacen clase 4) tienen su punto. Que lo mismo es síndrome de Estocolmo, pero a mí hasta me gustan.

Y todo esto para poner el vídeo del castor que es uno de los que siempre me matan de la risa por más que los haya visto docenas de veces.

Decimos que los niños tienen memoria de pez, pero sinceramente a veces parece que los que parecemos Dory somos los mayores, que todos los años vamos super emocionados al festival como si no supiéramos lo que nos espera. O ¡Espera! ¡Es que en el fondo nos da un poco igual!

Salvo la parte de las panderetas. Eso, lo siento, pero por ahí no paso.

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

8 respuestas a «Los festivales navideños: expectativas vs realidad»

Jajajajaja!!! Lo has descrito tal cual el tema del festival!! Por suerte en el cole de Laura, el tema del disfraz lo hacen bastante fácil más que disfraz van con una camiseta del mismo color y si hay que hacer alguna decoración la hacen en clase. El vídeo del castor es buenísimo, me parto de la risa cada vez que lo veo!!!

Creo que me has pintado un panorama bastante realista de lo que puedo esperar mañana en el primer espectáculo navideño de mi bichilla 😛 Lo harán con todo el glamour del mundo en el gimnasio :O y después de ver su primer intento artístico durante la actuación de la castañada, cuando todos debían bailar formando círculos con los compañeros y ella lo hizo mirando de cara al público en lugar de a los niños (se debe a sus fans, por lo que parece) ya estoy visualizando lo que podré ver mañana.

¡A mí me toca mañana el festival! Lo que más me gusta es que mi hijo me diga lo que tiene que llevar de ropa un día antes, ja, ja, ¡es muy heavy!

El viernes pasado fue el primer festival de navidad de mi pitusa. A mi me ha parecido maravilloso. (Oye diez minutos de coreografía con niños de 3 años me parece una pasada.) En primer lugar porque el colegio ha tenido la consideración de partir el festival por cursos y los padres solo hemos visto las tres clases que nos corresponde. Después salíamos del salón de actos y entraban los siguientes. Vamos que solo ha habido 30 minutos de festival BIennn!!!. Y con respecto a la «perfección» de las películas americanas, me has recordado al gran Goyo Jimenez y sus monólogos de los americanos. Yo estoy mas por la imperfección. Las bodas que más se recuerdan son en las que llueve a cantaros y se caen las decoraciones sobre los novios, la novia patina y se mete un morrón, o la abuela se emborracha y ofrece un show con la orquesta… Y los festivales de los niños pues igual. Mi niña tenía que coger un micro del suelo y al cogerlo se despegó una guirnalda que había en el escenario, media decoración por los suelos… todos a reir. Y yo la madre orgullosa de la niña que ha acabado con la decoración del salón. Ole

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