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Juegos y juguetes

Miniland Babybug

¡Tenía tantas ganas de hablaros de este juguete! Es que desde los 3 hasta los 8 meses ha sido el juguete favorito de mi hija a años luz de cualquier otro. Ahora le resulta un poco infantil, y por eso juega bastante menos con él, pero durante ese tiempo me salvó la vida. Es por eso que le tengo tanto cariño a su gusanito. Se pasó 5 meses metido a perpetuidad en la cesta del carro. Ahora llevo a Rita, de la que ya os he hablado.

Miniland Babybug

¿Y CÓMO CONOCÍ YO ESTE JUGUETE?

Como os he contado alguna vez, una amiga mía tuvo a su hijo tres meses después que yo y nos pusimos como norma no escrita quedar una vez a la semana para vernos. Su niño tiene 3 meses menos, que cuando son tan chiquitines es todo un mundo, como podéis imaginar. Así que a ella le regalaron cosas que su hijo era todavía muy chiquito para disfrutar, así que mientras tanto Aldara fue usándoselas. Una de ellas fue el columpio de Baby Einstein del que ya os hablé y otra fue este bicho.

Uno de los días, apenas recién desembalado el juguete Aldara lo cogió y estuvo jugando con el un buen rato. Sin darme cuenta, al marcharme, no me di cuenta de que lo llevaba en la mano. Me dije, bueno, total, la semana que viene nos vemos y se lo devuelvo. ¡Qué va! Le gustó tanto tanto tanto que tuve que ir a comprarle otro porque mi hija no consentía soltarlo. Y yo que vi que la enana disfrutaba tanto con él pues tampoco lo sentí mucho ¡para un juguete que le gustaba!

El caso es que le pregunté donde lo habían comprado para restituírselo y me dijo que era un regalo ¡Houston tenemos un problema! La marca es apenas conocida y no tenía ni idea de dónde comprarlo. Por una de esas casualidades del destino, mi hermana nos había traído un catálogo de Dideco, una tienda que hay entre otros sitios en Madrid (y que os aconsejo visitar, dicho sea de paso), y justo ahí estaba. Resulta que había otra tienda de Zaragoza donde también lo vendían, así que me hice con él por el módico precio de 10 euros y poco.

Pero el otro día estuve en el corte Inglés cotilleando en la sección de juguetes y lo vi. Resulta que el fabricante chino se lo ha fusilado vilmente cambiándole apenas el color y también lo venden ahí bajo otra marca. Pero es exactamente el mismo. Cuesta unos céntimos menos, por cierto. 10 euros clavados.

¿EN QUÉ CONSISTE?

Pues es un gusanito compuesto por tres bolas, dos de plástico opaco de vivos colores y una transparente llena bolitas de colores. Hay una cuarta bola ligeramente achatada que hace de cabeza y una más partida por la mitad que lo cierra por el extremo inferior como si fuera la colita. Estas bolas están unidas por una cuerda protegida por un plástico en su interior que hacen que a) sea seguro y no se desparrame ni haya riesgos de que se rompa b) el conjunto quede extremadamente flexible.

A lo largo de todo el cuerpo del gusanito hay una especie de tela con un poco de consistencia que lo surca haciendo un zigzag. Es roja, con puntitos y está muy bien rematada por un vivo de color verde. Así mismo, enganchados a esta tela hay varios aritos de colores.

La cabeza está culminada por unas antenas de plástico rígido transparente con una luz en su interior. Éstas se iluminan cuando se oprime la nariz del gusanito y comienza a entonar una musiquita. El mecanismo de presión es muy ligero. Aldara conseguía hacerlo sonar con facilidad y aquello la volvía loca. Es algo que sorprendentemente no es muy común; muchos juguetes requieren una fuerza que los niños no tienen para hacerlos interactuar. En este caso, apenas rozándolo se pone en marcha lo que hace que griten alborozados.

Lo único malo es que la musiquita sólo es una canción y bastante larga, así que resulta un poco cansina. No para mi hija, pero sí para mí. Pero es por buscarle una pega, realmente la ves pasándolo tan bien que no te importa demasiado.

¿QUÉ ES LO QUE ME GUSTABA A MÍ Y A MI HIJA?

A Aldara, sin duda, que era terriblemente fácil de sujetar. Considero que es un juguete muy muy adecuado para niños entre 3 y 9 meses. Antes no, porque los bebés antes de esa edad son bastante «muebles» y no hacen nada. Les viene justo para enfocar la vista, y menos para coger nada. Pero a partir de los 3-4 meses que ya pueden sujetar cosas con la mano, aunque sea de manera muy torpe les gusta mucho experimentar con las cosas. Creo que fue entonces cuando mi hija comenzó a llevarse todo a la boca.

Para ese menester es muy adecuado, porque tienen varias texturas y formas que llevarse a la boca; por un lado las bolitas articuladas, por otro la tela y los aritos. Algunas veces ha tratado de comerse al bicho por la cabeza y le ha sonado la musiquita para su regocijo.

Las pilas, a pesar de su uso salvaje, siguen en perfecto estado y no he tenido que cambiarlas, por cierto.

A mí me parece que es un juguete que estimula mucho los sentidos porque los colorines son realmente vistosos y resultan llamativos para los enanos. Así mismo, me parece que todo lo que sea ayudarles a coordinar el movimiento es beneficioso para ellos; si bien al principio no acertaba bien, luego se convirtió en una experta «comedora de gusanos».

También me parece muy adecuado el tamaño. No es ni excesivamente pequeño ni muy grande y el agarre es muy sencillo.

Ella ha estado jugando hasta hace cuatro días. Ahora le aburre un poco porque requiere juegos con un mayor nivel de dificultad y que le supongan un reto mayor. Pero los 10 euros que costó están más que amortizados, os lo aseguro.

Por cierto, a raíz de una opinión alguien me hizo un comentario de que no entendía muy bien porqué las madres cambiábamos tanto de juguetes para los niños. Os lo explico a todos, porque pienso que es una duda que puede ser común a más gente, sobre todo a los que no tienen niños. Por una parte está el hecho de que por lo general éstos se cansan. Es fácil de entender, a los mayores nos pasa lo mismo. Cuando llevas mucho tiempo jugando siempre a lo mismo quieres variar. A veces, excepcionalmente, los niños se encariñan de un juguete que por lo que sea es más evolutivo y les suple sus necesidades durante más tiempo, bien porque su complejidad y los distintos usos hacen que se adapte a su edad, o bien por una simple cuestión de cariño.

Pero no es lo habitual. Yo procuro que no tenga muchos juguetes disponibles porque si tiene 10.000 al final se cansa de todos; prefiero «racionárselos» y cuando veo que se está hartando de siempre lo mismo, le saco alguno que tenía guardado, o simplemente, alguno del que se cansó y que todavía es adecuado. Parece que así lo coge con más ganas.

Sin embargo la razón fundamental estriba en el hecho de que con los bebés el concepto del tiempo es muy relativo. Puede parecer sorprendente que de los 3 a los 9 meses haya que cambiarles los juguetes porque es realmente poco tiempo… pero pensad en la cantidad de cosas que aprenden en ese lapso. De ver con dificultad y permanecer tumbados la mayoría del tiempo, coordinando a duras penas sus manitas, que al principio se mueven muy torpes, a casi poder andar, y moverse constantemente, cada vez con más facilidad. Digamos que pasan de ser bebés a pequeñas personitas. Lo que tiene que adaptarse el cuerpo y la mente en este periodo es realmente salvaje, y sus progresos son realmente brutales. De que mantener su cabecita sea un logro hasta que casi puedan mantenerse en pie ellos solos.

Explico todo esto porque si no, no se entiende el hecho de que las necesidades de juego de los bebés sean tan diferentes de los 3 a los 9 meses. Obviamente, tanto la capacidad de jugar como su propio desarrollo físico, hacen que con el tiempo los lapsos de tiempo en los que se dan saltos que hacen inadecuados los juguetes resulten mucho mayores. Así, un juguete que les sirve a los 7, casi con toda seguridad le habrá servido a los 6 y le servirá a los 8. Pero con los bebés es muy distinto. Aldara era una gran fan de este gusano, que nos hizo muy bien su papel durante mucho tiempo, pero ahora se le queda pequeño. Hace tiempo que puede sujetarlo fácilmente y lo hace sonar hasta con la gorra. No supone ningún tipo de reto para ella y en consecuencia el rato que puede pasar entreteniéndose con él es mucho más limitado que antes. Sin embargo, con los encajables ahora se podría tirar horas porque son mucho más interesantes para ella. En cambio, si se los hubiese dado con tres meses, no les hubiese hecho ni caso, porque no tenía capacidad física para sacarles partido.

No sé si me he explicado bien. Lo que os recomiendo es que deis a vuestros niños juguetes adecuados para ellos. Luego ya, si se encariñan con alguno de más pequeños, pues fenomenal y por supuesto no hay que retirárselo, pero lo de la clasificación por edades no es algo gratuito.

Un saludo. Y ya os digo que para esa edad es FANTÁSTICO y os lo recomiendo a ojos cerrados. Cuesta muy barato para el partido que se le saca y si queréis hacer un regalo quedaréis como dios

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

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