Cuando los niños empiezan a gatear tienes un problema. Su adquisición de autonomía supone una rápida pérdida de la tuya. Cuando son más pequeños, ahí donde los dejas, ahí aparecen. Yo de vez en cuando la dejaba sola en su cuarto jugando y me iba dando vueltas para ver que estaba bien cada cinco minutos. Eso te permite poder hacer otro tipo de cosas mientras ella está jugando. Está bien jugar con ella (a mí me encanta hacerlo), pero la casa no se limpia sola y cuando tienes un rato aprovechas para hacer que tu pasillo deje de parecer el salvaje oeste. Vigilándola, claro. No se trata de pasar de ella sino de compaginarlo con otras cosas siempre que no revista peligro.

Pero cuando comienzan a gatear todo cambia de repente. Ellos descubren que haciendo «eso» pueden llegar a sitios que hasta ese momento le estaban vetados y aquello es Jauja. La emoción les embarga y se mueren por tocarlo absolutamente todo. Hasta entonces era un riesgo controlado, pero a partir de entonces ya puedes atarte los machos. No la puedes dejar sola ni un solo segundo porque peligra la vida del artista. Los primeros días de gateo aún porque la novedad de desplazarse supera a las ganas de tocarlo todo. Pero vamos, en cuanto un niño tiene visos de tener a corto plazo un poco de autonomía yo recomendaría ir corriendo a comprar protectores de enchufes. Eso, sobre todo. Luego ya depende de cómo esté vuestra casa y de cómo sea el niño para comprar otro tipo de elementos de seguridad. Yo sólo tengo un cierre para la vajilla y el cristal. El resto lo tengo a pelo y vamos detrás de ella para impedir que se haga daño. De momento no se ha hecho ningún bollo contra ninguna mesa, así que tocaremos madera. Se me ha caído de otros modos, pero así concretamente no.
Los enchufes a mí me dan terror. Primero, porque la mayoría están situados exactamente a su altura y todos los niños parecen estar cortados con patrón: cuanto más les dices «no» más les llama la atención y es ley de Murphy. Si a ti no te importa que toquen algo pasarán de ello, pero ojo que no quieras, que estarás todo el día luchando con ellos. Pese a tener protectores por toda la casa creo que sí que es importante ser muy pesados con el tema de explicarles que no deben tocarlos. En casa no reviste ningún tipo de riesgo porque están todos tapados, pero quien me dice a mí que no va a meter el dedo en alguna casa que no esté preparada para los niños. Así que en esto en concreto soy bastante machacona. Ella pasa de mí, pero no me importa… algo quedará.
- Para los enchufes antiguos, de esos que no están hundidos sino que los agujeros están a ras, existen los de toda la vida. A saber, un capuchón que se mete en el enchufe de plástico y que se quita estirando. Se quita muy rápido… tanto por ti como por ellos, así que creo que las nuevas normativas obligan a poner los enchufes hundidos. Pero todavía quedan casas que los tienen. Por ejemplo la de mi madre.
- Los protectores antiniños y antiadultos. Estos están pensados para los enchufes hundidos. Son una pieza de plástico que se inserta en los agujeros y que para extraerla hay que poner otro igual encima, encajarlos y estirar. Se supone que así salen. Yo los llamo antiniños y antiadultos porque efectivamente, contra los niños son terriblemente eficaces. Pero cada vez que tenía que enchufar la aspiradora me daba un ataque porque me costaba dios y ayuda sacarlos a mí. Sudores fríos me dan sólo de pensarlo. Me compré un pack en Ikea y a la semana me quería cortar las venas porque aquello era la cosa más incómoda del planeta. Estaba dispuesta a resignarme, a tener que buscar siempre uno gemelo para poderlo sacar, y todo por el bien de la niña cuando me hablaron de estos.
- Los protectores tipo el de Bebedue. Los he visto de varias marcas más, entre ellas dombi que es barata, y básicamente sirven para lo mismo. Los precios varían poco y es el mismo invento. Yo tengo estos, pero vamos, que son perfectamente intercambiables.
A mí me los descubrió una mami del foro en plena crisis de ODIO LOS PROTECTORES DE ENCHUFES. Ya os digo que andaba desesperada por la nula practicidad de los que tenía cuando de repente sonaron trompetas celestiales cuando me mostraron que había una alternativa.
Estos protectores son definitivos. En vez de estar insertados en los agujeros, se ponen encima pegados con una cinta de doble cara que viene incluida. Yo lo miré con escepticismo porque pensaba que aquello era bastante poco seguro y que fijo que se iban a caer, pero ya hace tres meses que los puse y ahí están, tan agarrados como el primer día.
El mecanismo de colocación es bien sencillo. Vienen con unas muescas que hacen que se amolden perfectamente a la forma del enchufe así que montarlos no tiene ningún misterio. Al menos no más que cualquiera de los encajables de vuestros hijos. La diferencia fundamental estriba en el concepto. Vienen con una parte móvil que hace que si vuestros hijos se acercan a ellos no revista ningún problema porque el enchufe está inutilizado. Para que funcione, tenéis que colocar las clavijas del aparato eléctrico en los agujeros móviles y haciendo una ligera presión girarlo hasta que llega a los agujeros y ahí se inserta. Las dos primeras veces es posible que os cueste hacerlo, pero os aseguro que una se acostumbra rápidamente. Cuando llegan al vacío del agujero, oprimes hacia abajo y ya está. Enchufado y funcionando. Para desenchufar, tiras del cable de manera normal y el mecanismo hace que la pieza móvil vuelva a su sitio de manera automática.
Peligro para los niños, cero. Es imposible que metan sus deditos ahí por error porque está bloqueado. Si se quiere se puede girar con los dedos, pero es sumamente complicado hasta para un adulto. Ellos no tienen la fuerza ni la habilidad suficiente para conseguirlo, así que podéis estar tranquilos.
Complicación para los adultos, nula. Se acabó el tener que rebuscar para encontrar la pieza que te ayudaba a extraerlos. El enchufe siempre está listo para usarse en cualquier momento y es infinitamente más rápido y fácil. De la otra manera, sudaba tinta para sacarlo, como si fuera un cirujano tratando de hacer una traqueotomía sin que el pulso tiemble. Es que era horroroso. Me parece mucho mejor sistema porque no dependes tampoco de acordarte de nada. Dejas de utilizarlo y vuelve él solito a su sitio; yo que tengo la cabeza en los pies, seguro que alguna vez se me hubiese olvidado de volver a colocar el protector o en una patada lo hubiera perdido.
Así que como sistema es sencillamente maravilloso y bien pensado. Os ahorrará más de un quebradero de cabeza y si habéis tenido de los otros sabréis de qué estoy hablando.
Hacedme caso y no os arrepentiréis. No tiréis el dinero con los otros si no queréis hacer doble gasto o acabar hasta el moño de andar quitando y poniendo cosas. A mí, ganas me dan de dar un beso en los morros a quien me los recomendó. Lo mismo le pongo un piso…
Más información: