En 2006 la sombrilla de Bugaboo se comercializaba en pocos colores. Actualmente Bugaboo Parasol (que es su nombre oficial) ha aumentado mucho en cuanto a colores. El año que yo di a luz, únicamente estaba disponible en los colores de las bases del carrito, mientras que ahora lo han ampliado a todos los colores del cochecito. Aclararé esto de la «base»; es que Bugaboo es un carrito customizable hasta cierto punto. Tú eliges el color de lo que es el asiento y la cestilla portaobjetos, que en tiempos era de una especie de loneta y luego el color de los complementos: la capota, la funda del asiento y el paravientos del capazo. Así que habréis visto que estos carritos tienen casi siempre dos colores. La gama de colores disponible para las bases es más limitada porque es el tejido que más se roza y hay que hacerlo de colores más sufridos. En cambio en los complementos es una explosión de color. Son colores poco discretos en general, rojo, naranja, gris oscuro (son los más habituales), fucsia, azulón, amarillo, verde y arena.
Cuando yo compré la sombrilla de Bugaboo, las opciones que había eran bastante más limitadas que lo que son ahora. Únicamente estaba disponible en los colores de las bases, que entonces eran gris oscuro, arena, rojo y azul. La gente pidió que se aumentaran las posibilidades de combinación y creo que fue por esto que se animaron a hacerlas más variadas.Personalmente, aunque hubiese tenido disponible la sombrilla en el color de los complementos no la hubiera comprado. Igual es que soy demasiado práctica. Pero veréis, mi intención es aguantar este carrito cuando tenga un segundo hijo (en algún momento). Está nuevo, costó un pastón y estoy encantada con él. Pero claro, yo elegí los complementos en fucsia y aparte de cuestiones tipo sexista, es que el rosa ha perdido mucho color, comido por el sol. Como las fundas cuestan 90 euros, por un desembolso mínimo (obviamente comparándolo con lo que cuesta el carro en sí) tengo un cochecito nuevo y en perfecto estado de revista. Así que las cambiaré por otras con toda seguridad. Aparte de todo es que como el carrito es algo que llevas todos los días, me apetecerá cambiar de combinación. Me gusta mucho el rosa, pero es un color muy cantón y me cansa.
Es por esto que prefiero una sombrilla de color neutro, como la base, que me combina igual, pero no me condiciona a la hora de cambiar de fundas. Puedo seguir utilizándola perfectamente y continuar tan pija y tan combinada como hasta ahora.
Si tenéis un Bugaboo y queréis llevar sombrilla (que ese es otro tema que abordaré más adelante), tendréis que comprar ésta casi por narices. Sería una gaita (gallega) si fuera carísima o si fuera un mal producto, pero realmente no es ninguna de las dos cosas. Cuesta 30 euros (o costaba el año pasado, igual ha subido un poco), que es un precio medio y la calidad es estupenda. Como además los colores coinciden exactamente en el tono con la tapicería de las sillas, tampoco tiene demasiado sentido comprarla de otra marca.
Pero vamos, esto son cuestiones secundarias. La razón por la que es de sentido común comprarla de la marca es porque la forma de los tubos del chasis del bugaboo es especial. La mayoría de los tubos son redondos, pero en el caso de bugaboo son ovalados. Por esta razón, en el caso de que os hagáis con una sombrilla universal descubriréis que es muy complicado que quede fijada de manera más o menos solvente. Para conseguirlo, tendréis que forzar el mecanismo de sujeción y aún así, la mayoría de las veces se acaba cayendo.
Si fuera una sombrilla más cara y pagaras marca, quizás sí que merecería la pena hacer bricolaje para fijarla, pero es un poco innecesario si tenemos en cuenta que el precio es prácticamente igual al de otras sombrillas de marca Acme.
Diseccionando la sombrilla de Bugaboo
CAPOTA
Está compuesta de 6 gajos a la manera tradicional de cualquier paraguas. De hecho, es lo que parece. A mí me gustan las cosas sobrias, sin dibujitos, sin volantes, sin lazos y demás. Así que esta sombrilla en ese sentido es perfecta para mí porque no lleva ningún tipo de chorrada. Lo único, en pequeño, el logo de Bugaboo y punto pelota. Los finales de las varillas están muy bien rematados con una bolita, así que no hay problema de que el niño se saque un ojo en caso de que se cayera.
El material con el que está hecha por fuera es una tela impermeable, similar a la de los paraguas. Si cae algo de agua no hay demasiado problema porque parará las cuatro gotas que puedan caer. Eso sí, si llueve más es mejor la capota porque es una sombrilla y como tal, es pequeña. En la parte interna está forrada por una tela que impide que pase la luz. En mi casa siempre se ha llamado foscurite (o algo así). Es realmente efectivo y no creáis que es tan habitual en las sombrillas, que habitualmente están sin forrar.
Las varillas que sujetan el armazón son de muy buena calidad y el mecanismo de subida y bajada funciona perfectamente. Va un poco duro, pero tampoco una cosa excesiva o incómoda.
El cierre para dejarla cerrada es una sencilla tira con velcro. Mucho más cómodo que andar atando nada. No tengo quejas.
EL MUELLE
Las sombrillas están compuestas por un muelle que permite orientarla a un lado o a otro para proteger al bebé de los rayos solares. El muelle tiene la dureza perfecta. No va muy fuerte, ni excesivamente flojo, así que se puede orientar medianamente bien. De momento sobrevive perfectamente y eso que esto suele ser uno de los caballos de batalla más importantes de las sombrillas.
EL ANCLAJE
El muelle está terminado por una pieza de plástico negro que se adapta al tubo del carrito. No hay que sujetarlo con arandelas, ni apretar nada. Lo colocas, lo giras y ya está. Perfectamente sujeto. Pero claro, al tener esa forma especial, sólo vale para los carritos de esta marca.
El problema que tengo no es contra la sombrilla de Bugaboo. Como digo, creo que es un producto de una altísima calidad y que resiste carros y carretas. Mi problema es con el concepto SOMBRILLA sea de la marca que sea.
¡¡¡Y es que es un rollo macabeo!!! Eso de estar sombrilla para aquí, giro la esquina y cambia el sol, sombrilla para allá y así todo el paseo desquicia al más pintado. Acabas hasta el mismísimo gorro de estar moviéndola y total, hagas lo que hagas, al final la cría acaba con sol. Así que la mandé a freir churros en seguida. Me desesperaba ese baile con las sombrillas.
Yo, sinceramente no creo que me comprara una ahora, visto lo visto. En verano paseas menos por lo general y con la capota nos apañábamos. Todo fuera por no usar el invento infernal que es la sombrilla.
Otro de los problemas es cuando los críos se hacen más mayores… que se dedican a jugar a quitarla y como no va sujeta con un tornillo, en cuanto tienen un poco de fuerza, hala, a freir churros. Por lo menos no ralla el tubo como sucede con las otras, que los niños las tiran igual, pero se quedan ahí colgando.
Así que mi recomendación es:
SI ESTÁS DECIDIDO A COMPRARTE UNA SOMBRILLA PARA TU BUGABOO, sí que te recomiendo el producto porque da buen resultado. Es un producto de altísima calidad. SI LO QUE TE PLANTEAS ES SI COMPRARTE UNA SOMBRILLA O NO, no te la compres que acabarás hasta el moño.
Una respuesta a «Bugaboo Parasol: La sombrilla de Bugaboo»
[…] sombrillas de los carritos de bebé, no nos engañemos, serán útiles, pero coñazo son un rato. A mí, personalmente me ponía mala […]