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Pizarra Aqua Doodle de Bizak

¡Qué ganas tenía yo de que llegara la Navidad y de que Papá Noel visitara a mi enano! Como él es aún un poco pequeño y no sabe escribir, yo misma, desinteresadamente, escribí su carta de Reyes-Papá Noel con una selección de juguetes o regalos que sabía podían resultarle muy interesantes, o al menos todo interesante que puede resultar algo para un niño de 15 meses, que centra su atención en una cosa o juguete durante unos pocos minutos. A mi peque le gustan bastante los dibujos; Pocoyo, Caillou, Bob y sus amigos, etc. son de sus preferidos, así que varios de los regalos han ido por ahí, los packs de dvd’s que han sacado de estas series y que le entretienen un ratillo mientras desayuna o mientras juega en el salón.

Pero el REGALO con mayúsculas ha sido otro. Ya teníamos la experiencia de la pizarra mágica, que le gusta bastante y es un gozada, porque además de estimularle un montón no mancha, cosa que valoramos mucho las mamás. Siguiendo esta misma línea de estimular, desarrollar y no manchar, me enteré de la existencia de la pizarra Aqua Doodle, de Bizak, así que la incluí en la lista rápidamente.

Al final han sido sus abuelos (mis suegros) quienes se la han regalado y de momento estamos contentos con la adquisición. Tengo que decir que yo la uso tanto como él porque me encantan este tipo de juegos, así que la opinión está escrita desde el punto de vista de Adrián y del mío.

aquadoodle de bizak

Así es Aqua Doodle

La pizarra Aqua Doodle es de Bizak, o al menos Bizak la comercializa en España, ya que, por lo visto, Aqua Doodle es una empresa que tiene varios juguetes de este tipo (dibujar con agua), aunque no sé si todos ellos se comercializan en nuestro país.

Nuestra Aqua Doodle es la normal pero también existe una pizarra familiar, más grande y con dibujos diferentes en la cenefa. Su precio oscila entre los 20 y los 22 euros, al menos ahora en Navidad, aunque me consta que ha estado más cara. Como nota curiosa os diré que en la tienda de juguetes que hay en mi barrio la pizarra costaba dos euros menos que en el Toys ‘r us… con lo cual se agotó en dos días.

La pizarra ha sido desarrolla y, por lo tanto, también recomendada, por la Asociación Mundial de Educadores Infantiles. Tengo que decir que no tenía ni idea de que existiera dicha asociación y buscando en su web (bastante desorganizada, por cierto) no he podido encontrar nada claro sobre ella ni un solo dato sobre la pizarra, así que lo pongo porque lo pone en la caja pero no porque haya podido comprobarlo.

La pizarra está indicada a partir de 18 meses. Adrián tiene 15 ahora y se defiende bastante bien con su rotulador especial, así que yo creo que en cuanto aprendan a manejarse con una pintura o un lápiz ya pueden usarla. Como no hay que presionar mucho para conseguir pintar no hace falta que sean muy mañosos con el rotulador.

Es de tela, con lo que se puede doblar y guardar en cualquier sitio. Extendida mide unos 53 centímetros de lado, formando casi un cuadrado. Es blanca y tiene un ribete de tela de color azul. De este ribete, en uno de los laterales, cuelga una tira de goma que nos puede servir para colocar la pizarra en posición vertical en una pared, aunque nosotros de momento la estamos usando sobre la mesa. La superficie delantera es de poliéster en un 65% y de algodón en un 35%. La trasera es de plástico EVA.

Alrededor de la pizarra hay una cenefa con diferentes dibujos a color, animales, frutas, soles, lunas, lápices, etc. Dentro de esta cenefa está la pizarra propiamente dicha, enmarcada por las letras del abecedario y los números del 0 al 9. La pizarra está formada por la tela y una imprimación que al tacto se nota más rugosa que la cenefa de los dibujos.

Su funcionamiento es muy simple. Con un rotulador especial previamente lleno de agua, pintamos sobre la tela con la imprimación. Ésta se humedece y queda de un color azul suave mientras permanece mojada. Al cabo de unos 3 minutos ya está medio borrada debido al secado de la tela, y en cinco minutos más o menos la pizarra está seca de nuevo y por tanto totalmente blanca para poder empezar a dibujar de nuevo. Y esto es todo, más simple que el mecanismo del chupete!

La pizarra viene acompañada del rotulador especial, que consiste en una punta de fieltro en una base de plástico azul y un depósito de plástico transparente, con una pegatina con dibujos, que se desenrosca para llenar de agua. El fieltro se va humedeciendo poco a poco y va “pintando” en la pizarra. El rotulador ni siquiera tiene tapón, así que al terminar de usarlo lo mejor es vaciarlo y dejarlo secar.

La pizarra está fabricada en China y lleva el marcado CE. No contiene materiales tóxicos ni contaminantes, por lo que en la caja indican que es “biológica”, aunque yo no lo llamaría así… pero bueno, la cosa es vender…

Recomendaciones de uso

La primera es usar sólo agua para pintar en la pizarra, y que sea potable, más que nada porque el niño se puede llevar el rotulador a la boca, como hace el mío, y no es plan de darle agua de charca. Si se usa con las manos mojadas, éstas han de estar sólo mojadas, no manchadas. Y es que la pizarra no se puede lavar, ni frotar, ni sumergir en agua, ni usar productos de limpieza en ella, así que mejor intentar conservarla en buenas condiciones. Tampoco se puede lavar en seco ni planchar.

Para pintar podemos usar las manos mojadas, como ya he dicho, o el rotulador especial, que debemos vaciar y dejar secar después de cada uso. Yo suelo llenarlo cada día y como la usamos varias veces a lo largo del día, coloco el rotulador con la punta hacia arriba para que no esté siempre en contacto con el agua y éste no se salga por accidente. Al final del día saco el agua y dejo secar la punta hasta el día siguiente. Es una operación muy simple porque no es más que desenroscar y tirar el agua.

Otra recomendación que nos indican en el folleto que adjunta es que no se debe dejar al sol o próxima a una fuente de calor, supongo que se deberá a que la imprimación que lleva la tela (que no pone en ningún sitio de qué se trata) puede deteriorarse con el calor.

Por todo esto, es buena idea conservar la caja original del juguete (como sucede con todos). Además de guardarla en su embalaje original tendremos siempre a mano las recomendaciones por si fuera necesario recordarlas. En este caso es un poco rollo porque la caja es un poco grande y la pizarra se puede doblar y no ocupa nada, pero nunca está de más guardar las cajas si tenemos espacio para ello.

Encantados con la pizarra Aqua Doodle

La verdad es que no pensaba que iba a ser tan buena compra… Adrián se está entreteniendo mucho con ella y yo también, para qué lo voy a negar. Su bolígrafo es lo suficientemente grueso para que el niño lo maneje sin problemas. Además se ve resistente, ya lleva algún golpe en la punta de fieltro (y algún mordisco también) y no se ha deformado. Quizás la pegatina que lleva en la parte del depósito dure menos, pero de momento ahí sigue y tampoco pasa nada si con el tiempo se despega.

La pizarra es todo un invento, especialmente por dos motivos, no ocupa nada y se guarda en cualquier sitio, y NO MANCHA, un motivo de peso que nos agrada un montón a las mamás. Adrián se pasea con el rotulador por el salón y da gusto ver que se topa con el sofá y no deja un manchón de tinta o de ceras. El niño, por supuesto, tampoco se mancha, a lo sumo puede mojarse un poco, pero vamos, que en el rotulador no cabe mucha agua y, en caso de que se abra accidentalmente, la mojadura iba a ser poca.

Al poder usarse también con las manos mojadas es mucho más creativa que cualquier otra pizarra parecida. Las pizarras mágicas por ejemplo sólo pueden usarse con los bolis o con los imanes que suelen incorporar. En cambio aquí la imaginación puede desarrollarse mucho más, no hay nada más divertido que pintar con las manos y en verano puede resultar un juego genial usar esta pizarra. Ahora en invierno mejor usamos el rotulador.

Su uso es de lo más sencillo para los bebés, ya que no necesitan presionar para dibujar. Con el simple contacto del fieltro húmedo la pizarra ya queda marcada, así que les resulta mucho más estimulante que si necesitasen realizar grandes esfuerzos para conseguir un trazo.

Es un perfecto estímulo para la imaginación, así como para el desarrollo de la coordinación del ojo y la mano. Además favorece la creatividad (sobre todo con el uso de las manos como instrumento de dibujo) y la precisión (en este caso son muy útiles las siluetas de los números y las letras que hay en el borde y que pueden contornearse cuando el niño es un poco mayor).

Quizás una única pega es que los dibujos desaparecen en unos minutos, unos cinco, como ya os he dicho, pero esto siempre se puede arreglar teniendo la cámara de fotos a mano para inmortalizar las obras de arte de nuestros niños.

Con todo esto, como comprenderéis, estamos encantados con la pizarra. Adrián disfruta mucho, tanto de la pizarra como del boli, a mi me encanta también hacerle algún dibujillo y sobre todo que no se ensucie y sea tan cómoda a la hora de guardarla. No puedo más que recomendarla, compra obligatoria para todas las mamás con niños a partir del año, estoy segura de que no os arrepentiréis… bueno y para los que no son mamás también, como regalo para un niño seguro que acertáis.

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Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.