Cabreada como un mono vengo. Mi hija es muy fan de los cantajuegos dichosos, afición que yo fomento porque aunque estéticamente me parecen cutres a rabiar (aunque dicho sea de paso, mejoran con el tiempo y con los volúmenes que se van editando), pedagógicamente me parecen una maravilla. Me gusta que cante, que baile y que se divierta, y si al mismo tiempo puede aprender, mejor. De hecho tenemos 3 de los volúmenes y el cuarto y último nos lo van a traer los reyes. Y comprados, que conste. Retratándome cada vez.
Los Cantajuegos son un producto muy bien pensado. En cada volumen podemos encontrar un cd con las canciones y un dvd en el que podemos ver a un grupo de animación cantando en lo que parece una guardería. Estas imágenes se intercalan con unos dibujos infantiles un poco simplones para mi gusto, así como imágenes del grupo realizando distintos bailes que acompañan las canciones. No es una idea que sea el súmmum de innovadora, pero lo cierto es que hacía mucho tiempo que a nadie se le ocurría dedicar un poco de tiempo a los más chiquitines y hacer cosas musicales pensadas para ellos. Así que el éxito ha sido fulminante. Los peques están encantados con los dvds y disfrutan como locos con ellos. Les gusta cantar, les gusta ver a otros niños haciendo lo mismo que ellos, y como los bailes son adecuados para sus capacidades se lo pasan pipa siguiéndolos.
Al principio la cosa se veía totalmente casera y tenía un tufillo a producto de bajo presupuesto tremendo. Hay gente que ha parecido ofenderse porque dijera que eran cutres. Yo siempre he sostenido que no tiene que ver nada el hecho de que la producción sea mejorable con el hecho de que sea un buen producto para los críos. Lo que no estoy dispuesta es a comulgar con ruedas de molino y porque me guste lo que enseña no sea capaz de ver las cosas que se pueden mejorar. Obviamente pesa más lo interesantes que sean para mi hija y lo que pueda aprender de ellos que a mí me parezcan un horror estético, sobre todo los primeros. Mi opinión, en este caso no es la que cuenta porque no es una cosa que vaya dirigida a mí, sino a mi hija, y a ella le importa un pito si cantan mejor o peor, o si los dibujos son más o menos bonitos.
El caso es que Cantajuego se ha ido haciendo conocido por el tradicional método de boca oído. No tenían, sobre todo al principio, una campaña de marketing que lo sostuviera sino que fueron los padres y los profesores los que fueron haciéndose eco de sus virtudes, que son muchas. Empezaron con uno, y ahora ya hay cuatro en el mercado. Y supongo que fue la misma demanda lo que les impulsó a hacer actuaciones en directo, porque para los niños os puedo asegurar que el grupo es tan famoso como puede serlo Bisbal para los adultos. Los adoran.
En la página de Divermusic, que son los impulsores del proyecto por lo que tengo entendido (aunque puedo equivocarme) hay colgada una actuación en el Circo Price de Madrid. Es una gozada ver el vídeo y realmente apetece ir a verlos. El problema fue que las primeras actuaciones (para las que se agotaron todas las entradas en horas por lo que sé, tal era la cantidad de gente que quería ir a verlos) fueron únicamente en Madrid. Había mucha gente de las provincias que tenía ganas de verlos en vivo (que no en directo, como comentaré más tarde). Y fruto de las demandas de la gente, llevan unos meses que están actuando por la geografía española.
Cuando me enteré de que Cantajuego venía a Zaragoza, mi ciudad, tenía muy claro que iba a ir, sí o sí. Lo que ya no sabía con tanta certeza es si a mi hija le iba a gustar o no. O triunfábamos y salíamos su padre y yo a hombros de la plaza, o la peque se acongojaba y tirábamos el dinero. Es que mi hija, valiente valiente, lo que se dice valiente, no es. El día que repartían la valentía estaba en el baño, porque si no, no me explico cómo me ha podido salir tan cobardica. Es una niña que cuando coge confianza es muy sociable pero en cuanto está con desconocidos le entran unas vergüenzas horribles. Qué le vamos a hacer. A mí no me gusta demasiado que esté pegada a mis faldas como una lapa y me encanta que vaya a la guardería y socialice, pero es que me ha salido vergonzosa de primeras.
Estaba esperando como agua de mayo que sacaran las entradas a la venta. En nuestro caso, era en el Corte Inglés online. Los precios eran todavía sorpresa sorpresa, y cuando se descubrieron me dolió el bolsillo sólo de pensarlo. 10 euros para los niños (no especificaban edad, aunque en otros sitios los menores de 1 año no pagan) y 14 los adultos. Es decir, que salvo que mandes a tu hijo solo consigo mismo, por menos de 24 en el mejor de los casos, o 38 si van los dos papás, no vas. Y a eso le tienes que sumar 3 euros de alevosía y nocturnidad del C.I. por tramitar lo de las entradas. Dolor doloroso. 41 euritos del ala la bromista.
Pero bueno, los pagas. Esto son lentejas, si quieres las comes, y si no, pues ya sabes… peor es en Granada, donde según la web del C.I. valen nada más y nada menos que 27.5 euros cada una. Espero sinceramente que sea un error y se hayan confundido porque si no, ya les vale… ASUMO lo que vale. Me parece caro, pero lo asumo. Y decido pagarlo con todas las consecuencias, asumiendo que a mi hija le puede gustar o no. Todo eso lo sé. Puedo elegir y elijo.
Lo que no me parece de recibo es que después de pagar esos 41 euros la organización haya sido como ha sido. UNA VERGÜENZA.
El espectáculo tenía lugar en la sala Multiusos del Auditorio de Zaragoza. Para los que no seáis de aquí, diré que es una sala que como su nombre indica, sirve para muchas cosas. Es un gran espacio diáfano, en el que lo mismo ponen el mercadillo de Navidad, que organizan pequeñas ferias, o hacen conciertos. He estado muchas veces en ella por distintos motivos, y curiosamente, la última fue hará cosa de un año con motivo del concierto de Harry Connick Jr. En el ciclo de Jazz lo que hacen es llenar todo el espacio con muchas mesas con velitas y sillas para ver el concierto de manera un poco más personal y acorde con el espíritu del concierto. Queda precioso.
Según lo que había visto en la web de divermusic, en el circo Price el espectáculo se desarrollaba en el centro y la gente se disponía en gradas, sentados, alrededor del círculo central. Obviamente la opción de las gradas no era posible aquí, pero pensé que algo inventarían. CRASO ERROR.
Llegamos a las 15:55 cuando el espectáculo comenzaba 35 minutos más tarde (y habían abierto las puertas a la media) y cuál es nuestra sorpresa cuando vemos que al fondo de la sala está un escenario y todo el mundo estaba ¡¡¡sentado en el suelo!!! Ni una triste silla, o para ser más exactos sillas al fondo del todo de la sala. No sé a cuantos metros estaban, pero entre la gente sentada en el suelo y las sillas había un espacio vacío enooooooooooorme.
No es que sea yo la exquisitez en persona, no me malinterpretéis. No tengo ningún problema en echarme al suelo si es menester. Pero no me parece que sea la manera de organizar las cosas. Primero, porque el suelo es de mármol, con lo que un tres de enero permanecer sentada sin más sobre un sitio así, se te quedan las posaderas como un témpano. La gente intentaba poner los abrigos para conseguir un poco más de calor y no morir congelados, pero aún así, era incómodo de narices. Y es que no estamos hablando de estar sentados cinco minutos sino de horas. Como decía la chica que tenía al lado, más de uno habrá salido con cistitis de aquello. Y los críos… estamos hablando de enanos de cero a cinco años, es decir, críos que comienzan a tener mocos y todo tipo de enfermedades que cogen de la guardería en septiembre y los sueltan en junio. Es decir, que estar con el culo en un sitio helado no es precisamente lo que mejor les va.
Vale, mi espalda me estaba matando y tenía el culo on the rocks. Pero bueno, me aguanto y ya está. Nadie se ha muerto de esto. Sólo se puede pegar minuto sí y minuto también en el baño si coge una bonita cistitis, pero en fin. Más cornás da el hambre. Por lo que no paso es porque no sólo era incómodo para mí, sino que era terrorífico para la chiquitina. Mi hija iba de un lado a otro empujada por todos los sitios. Es tan peque que no se daban cuenta de que estaba entre sus piernas, con lo que la pobre iba de un lado a otro con cara de susto.
Como he dicho no tengo claro que ella hubiese disfrutado aún en el mejor de los casos. Soy perfectamente consciente de cómo es mi hija y es más que posible que se hubiese muerto del susto incluso en otras condiciones. Pero había ALGUNA posibilidad de que hubiese disfrutado. Así, ninguna. Las multitudes le aterrorizan, así que el agobio que todos sentíamos se multiplicaba por cien en su caso. Y es que aquello era horroroso. A mí me han pegado dos golpes y se me han sentado en la pierna, con eso digo todo.
Luego estaba el hecho de que aquello era caótico. Muchos padres se arremolinaban en los alrededores de la valla que separaba el escenario del sitio donde estábamos el resto. Algunos de los que estaban sentados les increpaban para que se sentasen, porque no era un espectáculo para ellos, sino para los niños y al permanecer de pie no dejaban que los niños vieran. Como si oyeran llover. Algunos padres han ido incluso a la organización para pedirles que pusieran orden, pero han hecho caso omiso. Y el cabreo en algunas de las zonas iba en aumento. La única mención ha sido por parte de los del grupo que les han pedido que se sentaran, algo que ha sido ovacionado por el resto. Pero no todos han hecho caso y se han quedado de pie pese a todo. Ninguna llamada de atención más. Ea.
Así que nosotras estábamos heladas en el suelo, empujadas, sin ver tan apenas porque nos tapaba la gente (y eso que estábamos bastante delante) y mi hija abrazada a mí como un koala. Cuando le hemos preguntado si quería marcharse a casa ha sacudido la cabeza con fuerza. Se lo hemos preguntado varias veces más por asegurarnos y todas ha contestado con la misma cara de terror. Así que a la media hora hemos cogido el montante y nos hemos ido a casa.
Salir ha sido otra odisea. Por supuesto, nada de zonas acotadas para salir, ni nada por el estilo. La marabunta llegaba hasta las mismas paredes laterales, con lo que tenías que salir haciendo juegos malabares entre la gente, sorteando los carritos que se arremolinaban en la pared… vamos, una experiencia como para contarla. Con mi hija apoyada en la cadera derecha, con la mano izquierda recién quitada una escayola y tratando de abrirme paso como podía. Pa habernos matao. Llega a haber una desgracia y yo no sé cómo evacúan aquello. En serio.
La experiencia ha sido HORRIBLE. Mi marido y yo hemos salido los dos con un cabreo del quince. Lo que se había planeado como una tarde bonita para disfrutar con nuestra hija se ha convertido a la postre en una experiencia para olvidar.
Mis quejas no van hacia el grupo. No tiene nada que ver con eso, y este hecho todavía me cabrea más. Los miembros del grupo EnCanto lo han hecho bien. Han cantado, han bailado, han animado a los niños… es decir, lo que se esperaba de ellos. En cualquier otra circunstancia, el show está bien y a los críos les encanta, que es de lo que se trata.
A mi marido le ha chocado que fuera en playback. A mí no, porque ya lo sabía. Y no me parece mal, realmente. Los niños están acostumbrados a oír unas determinadas voces en los dvds y esas voces no es posible llevarlas ahí porque cambian según el volumen que sea y hay gente que ya no está. Así que creo que para los críos es mejor y ellos no echan de menos el directo. Pero vamos, que también entiendo que haya gente a quien les parezca que en fin… Yo prefiero que hagan lo posible por conectar con el público y que respondan a sus expectativas y no a las mías, pero bueno.
Así que, resumiendo, el espectáculo bien. Correcto, según lo que esperaba. Pero UN CERO a la organización y una tomadura de pelo para quienes hemos pagado la entrada. Recomendaría ir en el caso de que fuera en un local acondicionado, con las condiciones adecuadas para disfrutar de él. Con sillas para que se pueda sentar la gente y los niños puedan ver decentemente. Para verlo así, mejor ahorrarse el dinero y si queréis compráis los dvds, que así al menos lo podrán disfrutar de verdad.