Cuando me compré el carrito hace cuatro años (¡ya! ¡cómo pasa el tiempo!) me volví majareta intentando averiguar qué era lo que era más adecuado para mis necesidades. Al final, acabé comprando el Bugaboo Camaleon porque pensé que era lo mejor para mí. No me arrepiento en absoluto: sigue en pie y funcionando como un campeón, como el primer día. Quizás a día de hoy me compraría sin embargo el Bugaboo bee porque es considerablemente más barato y las ventajas que tiene su hermano mayor sobre él para mi uso no son tan relevantes. Yo básicamente funciono en ciudad, así que para mí quizás sea más interesante el hecho de que se pliegue facilísimo, no pese nada y se mueva con muchísima facilidad más que que lo pueda meter en todos los terrenos. Sí, lo he llevado a la playa pero ¿una? ¿dos? veces.
Bugaboo Bee tiene la pinta de un carrito de segunda edad, pero se puede utilizar desde el nacimiento sin problema. Hay que acoplarle un cuco que no es un cuco sino más bien un saco superacolchado que hace las mismas funciones. Y es que, en mi caso, el cuco me ha valido para las dos niñas únicamente tres meses cada una. Son unos culos inquietos y enseguida las he tenido que pasar a la silla. Así que para tan poco tiempo creo que me hubiese apañado tan estupendamente con eso y ya está. Me gusta menos que el cuco, que tiene pinta de ser más cómodo, y sobre todo, como comparte el chasis cuando ya no lo usas pliega en plano y un pingo menos. Pero es el pequeño precio que hay que pagar.
Las cosas que tiene el Bee que me gustan que comparte con el Camaleon es esa fantástica suspensión que hace que notes que el carro absorba el impacto de la mayoría de los obstáculos que se encuentra a su paso. Se extiende su asa igualmente, y también tiene la silla reversible (aunque quienes lo tienen dicen que de primeras no es tan fácil de cambiar como en el Camaleon). Sin embargo, al contrario que el otro, el aso no es reversible. Pero esto, realmente, sólo es útil cuando lo vas a llevar en terrenos muy concretos y sin las ruedas pequeñas. No sé si habéis probado a conducir un camaleon con las ruedas pequeñas a tus pies, pero es el mayor coñazo del planeta porque se te va el carro hacia todos los sitios y además te vas dando al andar. Así que no es nada recomendable. Como el Bee no es un todoterreno, todas sus ruedas son iguales de tamaño y no podemos meterlo por cualquier sitio, así que realmente no es necesario voltear el manillar.
El Bee tiene diferencias que a mí me encantan. Por un lado, la cesta para las compras es amplísima y de fácil acceso. En el Camaleon con el cuco puesto no hay forma humana de meter ahí nada, y cuando está la silla puesta se alivia un poco la cosa, pero sigue sin ser uno de sus puntos fuertes. La capota es también gigante y protege un montón. Esto nos hace poder prescindir mucho más alegremente de la sombrilla, que para mí es uno de los mayores tostones del planeta. Tiene protección frente al sol, así que además los niños estarán mucho mejor.
El plegado es una auténtica gozada y pliega con la silla puesta. Hay gente para quienes esto no es importante… yo diría que para mí no es básico (le pillé el tranquillo al Camaleon y al final te acostumbras), pero es cierto que te facilita las cosas, sobre todo cuando estás todo el día con el mete-saca-mete-saca en el coche. Si no lo vais a meter tanto, da un poco igual, y como digo, básico no es, pero ayuda.
La silla reclina completamente, algo que, esto sí, para mí es FUNDAMENTAL. Nunca me compraría una silla que no reclinara porque puede que el niño sea de los de dormir en la silla, o puede que no, pero como sea de los primeros date por j… Y además, sobre todo si os salen pendones de los que no aguantan nada en el capazo, si los tenéis que pasar a la silla prontito os solucionará la vida. No se recomienda en ningún caso en los primeros meses que los pequeños no estén completamente estirados por cuestiones de crecimiento y de sus espaldas. Así que aquí, a una mala, lo tumbas del todo y a correr.
Su punto fuerte es sin duda la maniobrabilidad. Los carritos Bugaboo es que van solos, lo que es una maravilla porque al final, el peso del carrito acaba siendo poco relevante. Un carro ligero, pero que cueste de mover es menos práctico que uno más pesado que se mueva con un dedo. Tiene además, el manillar corrido, otra cosa que yo valoro mucho. El freno, sin embargo, no está en el manillar sino que se acciona con el pie.
Como puntos débiles algunos apuntan que, aunque aguanta hasta 17 kilos, el asiento es un poco estrecho y la capota no está demasiado arriba. Con el Camaleon la supuesta estrechez a mí nunca me ha afectado, y eso que mi hija es grandecita, pero la capota también tuve que quitarla cuando fue mayor porque no cabía. Supongo que será algo parecido.
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