A mí me encantan las tronas. En estos últimos años los diseñadores se han exprimido las neuronas muchísimo para hacer muebles muy interesantes. Así como hace no demasiado la cosa no pasaba de buscar la funcionalidad (y repetían diseños que llevaban años en el mercado…y cuando digo años digo MUCHOS años) últimamente se ha apostado por hacer muebles cada vez más bonitos estéticamente y que solucionen no una sino más necesidades. Es, en cierto modo, una manera de justificar el aumento del coste. Si bien una trona de las de toda la vida rondaba los 100 euros, las nuevas tronas nos pueden llegar a costar de media unos 250-300. Que ya es aumento. Así que u ofrecían valores añadidos o las iba a comprar Rita.
La trona no es algo que se compre cuando estamos embarazadas. Es más, creo que es algo que no debe comprarse hasta no tener claro cuál es el carácter de nuestro hijo. Por ejemplo, podemos volvernos majaretas buscando una trona que recline porque nos han dicho en abstracto que son mejores, y luego resulta que nuestro bebé es un culo inquieto que no se duerme ahí ni loco. O comprar una trona evolutiva chulísima que no reclina y que luego resulte que sea lentísimo comiendo, se duerma y ahí esté incómodo. No sé. Como en todo tenemos posibilidad de acertar o de fallar (anda que no la he cagado yo veces) pero si más o menos vemos por donde van los tiros iremos un poco más sobre seguro.
La verdad es que si alguien se ha empeñado en comprarnos algo y no sabemos qué, la trona (obviamente si son varios, o son muy generosos) puede ser una opción, especialmente si nos decidimos por una trona evolutiva. Hay familias que compraron una trona para el peque mayor pero al ser evolutiva y llevarse poco todavia la están utilizando cuando tienen a su segundo bebé. Así que hay que comprar otra. Y como es bastante dinero, pues mejor eso que no mil chorraditas que luego no te solucionan gran cosa.
Las tronas tradicionales
Hace unos años básicamente existían tres tipos de tronas en el mercado: las de tijera, las que se convertían en mesa y silla y las colgantes que se sujetaban en la mesa.
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Trona Emotion de Jané
Las tronas de tijera
Son las más indicadas para quienes tienen problemas de espacio, quieren una trona que se pueda plegar sin por ello renunciar a ciertas prestaciones. Cerradas deberían ocupar poco espacio, plegar mucho y de manera sencilla … esta es la teoría. En la práctica sí, pliegan, pero salvo que sean modelos muy sencillos al final acaban siendo un poco mamotretos. Cuanto más sencillas menos historias llevan así que se suelen quedar más pequeñas. Yo comprobaría, si os decidís por un modelo sencillo, que tenga buena estabilidad y que no se vuelque a las primeras de cambio. El peso tiene sus pros y sus contras. Cuanto más pesan, más estables son, pero por contra más cuesta moverlas.
Cosas que hacen que el precio suba o baje son el que se pueda reclinar, que el asiento se pueda colocar a distintas alturas, el textil con el que están hechas, si tienen cesta para guardar los juguetes abajo, si llevan ruedas… Todo esto es lo que acaba haciendo que su precio oscile mucho.Bandeja tienen todas (son sillas para que el niño coma aparte, en general no están pensadas para que ocupe un sitio en la mesa con los mayores) y generalmente arneses y estas cosas de seguridad también. Que son necesarios, en algunos casos MUY necesarios.

¿Y cuál comprar? Pues depende de como sea el niño y depende de cuáles sean vuestras necesidades. Si por ejemplo tenéis problemas de espacio y la vais a tener habitualmente plegada yo me tiraría por un modelo sencillo y que se quede muy reducida. También os pueden venir bien modelos que tengan ruedas para poderlas trasladar de un sitio a otro fácilmente. Si la vais a tener más o menos fija y no la vais a mover mucho no paguéis más por esto. En el caso de que el niño sea muy dormilón o lento en comer, tal vez os interese mirar tronas que reclinen y que tengan los textiles amorosos y al mismo tiempo fáciles de limpiar. En general el plástico es más fácil de limpiar, pero suele dar mucho más calor y si es un crío que se va a pegar ahí las horas muertas, mejor tender hacia cosas más de tela y que se desenfunden bien. En cambio, si van a estar ahí dos segundos esto os da un poco lo mismo. A las de plástico se les pasa un paño y listo, y si no están mucho rato, pues da igual que den más calor.
Trona Jané Activa
Las tronas convertibles en mesa y silla
¿Ventajas? Su precio. Suelen ser más económicas porque llevan muchos menos «pitos» que las anteriores. Habitualmente no reclinan, ni llevan cesta para los juguetes, ni ruedas, así que básicamente la diferencia entre ellas está en el tipo de madera y en los textiles. También está que suelen ocupar relativamente poco espacio. No se pueden plegar, pero si no pensábais hacerlo, en general son más estrechas y menos profundas (no el asiento, la trona en sí).
Hay gente a la que le encanta eso de que se pueda convertir en mesa y en una silla. Este tipo de tronas fueron las precursoras de las sillas convertibles, que en general han acabado yendo por otros derroteros. Se ha tendido a ir más hacia la convertibilidad como silla, para poderla usar también como silla especial para los niños en vez de convertirse en otro mueble distinto. Tienen una ventaja, y es que son convertibles a la vez. En las otras tronas la ventaja viene a posteriori, cuando dejan de utilizarse para su función primaria. O sea, ya no me vale como trona, así que la convierto en silla alta, por ejemplo. En cambio no ocurre lo mismo con éstas. Podemos tenerla como trona a la hora de comer y después sacar la silla y la mesa y que pinten un rato.
Esto es muy personal y habrá a quien le gusten y a quien no. Yo creo que hay dos puntos importantes: uno, el precio y las dimensiones (que son más ajustados) y dos, si realmente nos hace papel que se convierta en silla y mesa o preferimos comprar un mueble aparte. Según cuáles sean las respuestas, creo que os debéis plantear una trona de estas o tirar por otro camino.

Tronas que se sujetan a la mesa
Son una alternativa todavía más barata (en torno a los 40 euros). Sirven como trona para casa, y dado lo rápido de su desmontaje también podéis llevároslas si vais de viaje o de visita. Obviamente, éstas son muy sencillas y sólo se componen de un asiento que se fija a la mesa de comer. Para la gente con problemas de espacio son una opción interesante.
¿Problemas? Aguantan bien mientras los niños no pesan mucho. Hay que fijarlas muy bien para evitar caídas y con un niño enorme igual no tienen una vida útil muy larga. También tiene que ser muy robusta la mesa, por ejemplo hay que evitar colocarlas en alas extensibles que estén muy en el aire porque podemos hacer que se vuelque todo.
A mí personalmente no me terminan de convencer mucho pero también es cierto que hay gente que las usa y está encantada. Una de nuestras lectoras por ejemplo está feliz de la vida con una trona de este estilo, así que siempre podemos preguntarle por su experiencia personal. Yo es que, por ejemplo, no podría plantearme una de este estilo porque mi mesa de la cocina es totalmente de chicha y nabo, con unas alas enormes que se sacan. Si casi apoyándote con fuerza la vences, ni puedo pensar en colgar 10 kilos de un extremo. Pero claro, es mi caso y no tiene porqué coincidir con el de otros.
Las tronas modernas
Como siempre digo, se ha producido una renovación muy profunda en las tronas. Recuerdo que cuando compré la trona a la mayor hace cuatro años no había, ni de lejos, la cantidad de cosas que vemos en el mercado, o de haberlas, era mucho más complicado de dar con ellas. Ahora mismo tenéis cosas para aburrir. Si miráis en el apartado de tronas del blog veréis un montón de ellas, para todos los gustos, colores y presupuestos.

Las tronas evolutivas
La que abrió la veda fue la Tripp Trapp de Stokke, que lleva mil años en el mercado y que sigue siendo una superventas. Es una trona, pero va creciendo con el niño y aguanta hasta que éste es muy mayor. ¿El secreto? Se va regulando en altura, de manera que están cómodos mucho tiempo. Sobre este concepto de partida han ido llegando muchos fabricantes. Algunos que copian casi punto por punto el diseño a un precio más asequible (como la de Babydan) y otros que investigan sobre lo mismo.


En general no son baratas, pero si tenemos en cuenta que al convertirse en silla alta para los niños pueden durarnos años y años en realidad igual hay que verlo como una inversión, no como un gasto. ¿Y qué son 200 euros si luego nos va a durar hasta que el crío tenga 12 años? Igual merece más la pena eso, que no gastarnos 100 en una trona más sencilla que vamos a utilizar dos o tres años a lo sumo. Merece la pena planteárselo.

Tronas de diseño
Las anteriores son también productos de diseño, no digo yo que no. Pero hay una serie de tronas que se compran no tanto por sus características prácticas sino por su diseño puro y duro. Son tronas preciosas. Carísimas, también. Si vuestra cocina es de alto diseño y no queréis meter un pingo que desentone por completo, merece la pena mirarlas. En mi cocina pues da igual, pero igual en otras en las que os habéis gastado un potosí, es que metes una trona de las sencillitas y pega tanto como a un santo dos pistolas. La más conocida es esta, la Fresco de Bloom (con reminiscencias retro), pero hay modelos para dar y vender. Ni son las más cómodas, ni las que menos abultan, ni las que más reclinan, ni nada de eso… pero son bonitas a rabiar. Y si esa es vuestra prioridad deberíais mirarlas. Es como la que se compra un bolso. Que los hay baratos, utilitarios, y otros que se compran porque son objetos de deseo. Pues con esto, lo mismo. Si tenéis presupuesto…

Otras tronas
También se ha avanzado mucho en el mundo de las tronas portátiles. Ahora hay doscientas mil ideas para podernos llevar nuestra trona fuera de casa. A mí me encantan en concreto estas de tela que no abultan nada y son muy baratas. En general, por unos 35-40 euros podemos hacernos con tronas para llevarnos fuera de casa, alzadores para comer en la mesa habitualmente etc. Son cosas a valorar, si estamos mucho de pingo por ahí.
Y si vais a precio, una opción FABULOSA es comprar una trona y después una silla alta en Ikea. ¿Desventaja? Que cuando pasamos a la silla la trona la tenemos que guardar (o regalar, dado el caso), pero por 46,41 euros tenemos trona y silla. Más barato, imposible. Yo tengo las dos. La mayor tiene su silla en blanco (y dada su estética y su color es difícil que desentone en ninguna cocina) que nos viene muy bien porque así come de manera más cómoda a una altura más adecuada, y la pequeña tiene la trona. Lo peor de la trona es que las patas son bastante anchas, así que a veces nos tropezamos. Parece más pequeña visualmente de lo que es. Pero es que por el precio, tampoco se le pueden poner muchas pegas, sinceramente…
Hombre, me han regalado una trona Nuna que estoy esperando como agua de mayo porque me apasiona su diseño, su estética, lo práctica que es y la trona de Ikea se va a ir con viento fresco. Es que es como mezclar churras con merinas, no tiene nada que ver lo uno con lo otro. Pero bendita sea Ikea, el papelón que me ha hecho todo este tiempo por cuatro duros.
Una respuesta a «Cómo comprar una trona»
Qué chulo este repaso… he visto que es de 2010 pero vaya, que tiene toda la validez todavía. Nosotros en casa hace poco compramos 3 tronas de viaje en el catálogo de 1000bebes, porque en casa tenemos una fija pero estábamos hartos de tener problemas para llevar a la peque en casa de los familiares. Ahora tenemos una en casa de los abuelos paternos, una en casa de los maternos y otra en nuestra casa que trasladamos cuando vamos a algún sitio. También nos la llevamos cuando vamos a restaurantes por si acaso. Nos va muy bien! Y es una solución que recomiendo a todo el mundo, incluso con poco presupuesto puedes encontrar tronas portátiles muy prácticas.
Besos!
María