Por Marta González. ¿Copa menstrual? ¿Y eso qué es? La primera vez que vi una copa menstrual en Internet me quedé un poco alucinada… ¡¿y esto cómo se usa?! Pero cuando por fin me animé y me compré una Fleurcup me encontré con uno de los inventos del siglo, qué pena no haberlo encontrado antes.
Las copas menstruales son las alternativas al tampón, unos contenedores realizados en silicona médica (la mayoría, aunque hay alguna realizada en otros materiales) que se insertan en la vagina de un modo similar al tampón pero, al contrario que éste, no absorben, sino que recogen el flujo.
Tienen forma de copa, de ahí su nombre, y suelen llevar un pequeño “rabito” que se puede cortar o dejar tal cual, al gusto de la usuaria, dependiendo si lo utiliza para ayuda a la extracción o no y si le resulta molesto o no.
Su capacidad, variable ya que existen tallas y cada marca varía un poco en tamaño, permite su utilización durante incluso ocho horas y el flujo, al no estar en contacto con el aire, no despide malos olores. Mientras dura la mestruación se puede utilizar de continuo, teniendo precaución de lavar bien cada vez que se extrae. Y entre regla y regla se recomienda esterilizar (hirviendo o con pastillas esterilizadoras, similares a las que se usan para los biberones o chupetes) y guardar en una bolsa protectora hasta el siguiente uso.
Además de ser una alternativa de lo más higiénica, las copas menstruales son seguras, ya que no se asocian al Síndrome de Shock Tóxico como los tampones, no dejan restos de fibras en el interior de la vagina, no lastiman al extraerse en los días de menos flujo, etc.
La duración aproximada de una copa menstrual usada en cada regla y con el mantenimiento adecuado es de unos 10 años y su precio está entre los 20 y los 30 euros, así que ahora echemos cuentas pensando en los tampones y las compresas, en lo que nos cuesta cada caja y los que usamos en cada regla y esto lo multiplicamos por 10 años… creo que no hace falta poner el resultado. El ahorro económico es también considerable.
Más ventajas, con las copas menstruales generamos menos desechos y esto es una ayuda más al medio ambiente. Si además queremos complementar su uso con compresas en momentos puntuales, tenemos además la opción de usar compresas de tela, muy absorbentes y lavables en lavadora con cualquier colada.
¿Cómo se coloca? Hay varios métodos de plegado para su colocación, cada mujer elige el que más cómodo le resulta. Una vez insertada la copa queda en la entrada de la vagina y puede introducirse un poco más de modo natural pero es fácil extraerla haciendo el vacío con un dedo y tirando un poco del “rabito” (todo esto suena muy mal, lo sé)
Marcas y precios: hace unos años la pionera fue Mooncup, con la que hemos empezado un montón de mujeres. Ahora podemos encontrar en el mercado numerosas marcas, con diferentes diseños, colores, varias tallas y precios aproximados entre los 20 y los 30 euros.
Mi último descubrimiento, después de usar durante un tiempo Mooncup, ha sido Fleurcup. ¿Qué me gusta de Fleurcup? Además de ser de las más económicas (y en este caso no por ser más barata es de peor calidad), ya que cuesta 19.99 euros, está disponible en ocho colores diferentes y es más flexible y suave que Moocup. También me gusta su “rabito” compacto, sin agujero interior como el de Moocup, ya que es más fácil de limpiar y ayuda más en la extracción. Además no tiene tantas estrías ni letras, que al final lo que hacen es que el flujo se acumule entre ellas y sea más complicado limpiar la copa. El borde superior también es más suave y menos pronunciado, más cómodo para la colocación. Los agujeros que permiten hacer el vacío son grandes y se limpian mucho mejor que en copas que los tienen casi diminutos.
Pero hay muchas otras marcas, Keeper, Meluna, Lunette, Diva Cup, etc. Ahora son fáciles de encontrar en tiendas tanto físicas como online así que si aún no habéis probado una copa menstrual ¡ya estáis tardando!