Me parece precioso el estilo que la diseñadora sueca Pia Eriksson ha imprimido en su colección Thilde, que son unos textiles con un gusto exquisito. Su seña de identidad son las etiquetas con las que salpica sus productos porque se dio cuenta de que a los pequeñajos les encanta chuperretearlas. Y claro ¿Qué puede ser más divertido para ellos que llenarlos de etiquetas?
Lo que veis en la foto es un cojín para que los peques jueguen. Son de algodón fuerte, y están llenos de vivos colores porque a los niños les encantan. Las etiquetas son de tafetán y están cosidas firmemente (no es plan de que se las acaben comiendo, aunque fijo que lo intentan), a prueba de mordiscos y estirones. Es un cojín pequeño, de 13 x 14 cm, que se puede convertir en su amigo para dormir. Para que los acepten es interesante que la madre los lleve cerca de sí un tiempo, para que cojan su olor. Esa es al menos la teoría… mi hija, concretamente, me mandó a freir churros cuando le intenté poner un doudou en su cuna. Me dijo que donde estuviera su madre que se quitasen sucedáneos. Pero lo importante es participar, e igual vuestro retoño no es tan raspa como la mía.
Este trapito es algo similar. Un poquito más grande, de 25×42 y no está acolchado, aunque sí que utiliza la técnica del patchwork y está salpicado de las etiquetas típicas de Thilde. Lo podéis comprar en Top Bebé por 20.50 euros.
Esta es una cuna Thilde… Los textiles están coordinados según la colección, aunque no he visto ninguna tienda online en España donde los vendan. Podéis preguntar si queréis en Silenole puesto que son el distribuidor aquí. En el lateral de la cuna está el distribuidor, un producto que me encanta. Es una especie de mantita, que se dobla por la mitad y que está lleno de bolsillos, texturas, cremalleras, etiquetas para que los críos se lo pasen bomba explorando. Y si no le hacen mucho caso, siempre podéis utilizarlo para vuestras cosas del bebé.