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Maternidad

¿Tu infancia o la de tus hijos?

¿Qué prefieres, tu infancia o la de tus hijos? A mí lo que me sale es decir que obviamente, la mía. Porque yo no cambiaría ni una coma de lo que viví cuando era cría. Recuerdo aquellos años con un cariño tremendo y a mí lo que me queda es que jugué, aprendí, y viví un montón de cosas que me han marcado de por vida. Creo que la infancia es la época sobre la que construyes tu personalidad de mayor y yo estoy segura de que no sería la misma si esos años hubieran sido de otro modo.

Tu infancia o la de tus hijos

Mi infancia fue la de una niña de clase media normal y corriente. De algunas cosas teníamos, de otras no, me tuve que oir muchos «noes» porque había cosas que no podían ser, pero en general no tengo la sensación de que me faltara de nada. De lo estrictamente necesario, seguro y de lo accesorio, pues algunas veces sí y otras no, pero en todo caso, no se me creó ningún trauma vital por no tenerlas. Como mi madre sí que lee habitualmente lo que escribo sí que le recordaré el momento bochornoso en el que pretendió colarnos una botella de leche con una cuerda como la botibota. Ahora lo pienso y me río, pero en aquel momento mi indignación fue tremenda. En todo caso, la verdad es que simplemente abandoné aquel cacharro que nos fabricó y a otra cosa mariposa.

Me inflé a jugar. Con mis clicks de famobil (antes de que pasaran a llamarse Playmobil) me montaba unas casitas con las que podía pasarme las horas muertas. Iba a gimnasia rítmica que me encantaba. Estudiaba en el cole, algo que también me gustaba. Me apunté a un bombardeo porque me dio la gana, y aprender a tocar la guitarra, ir a coro, hacer teatro, dar clases, y hacer todo tipo de cosas por amor al arte me parece que me han traído muchos beneficios a mi vida. Mi infancia y mi adolescencia fue feliz. Muy feliz. Sólo espero que la de mis hijas también.

La verdad es que las cosas han cambiado y mucho. Los críos tienen muchas más cosas de las que hemos tenido los de mi generación. Acceso a una información que nosotros no teníamos. Les ha tocado vivir un mundo muy distinto del nuestro. Yo en lo que más lo noto es en que a veces me da la sensación de a veces nosotros no estamos a la altura como padres, lo que genera niños no tan felices como lo fuimos nosotros. A veces tratamos de suplir la falta de tiempo con cosas materiales y eso casi nunca funciona. Los niños necesitan a sus padres. Y cuando no los tienen a mano, a veces reaccionan con comportamientos negativos para llamar la atención. Efectivamente, los niños necesitan tiempo de calidad con sus padres, pero muchas veces, sin más, lo que necesitan es tiempo con sus padres. El mundo que nos ha tocado vivir como padres no nos facilita las cosas en absoluto… horarios de trabajo excesivamente largos y dificultades reales para conciliar la vida personal con la laboral. No es nada fácil poder atender a los niños en condiciones, porque encima no está el horno para bollos actualmente. En todo caso, al final, los que más salen perdiendo son los niños.

A mí también me fastidia a veces la excesiva permisividad de los padres con los niños. Cuando yo era niña, si mi profesora en el colegio me decía algo, mis padres la apoyaban, al menos cara a mí. Luego si tenía que ir a hablar con ella, lo hacían, pero nunca la desautorizaban delante de mí. Ahora a veces los profesores te cuentan que han castigado al niño y tres minutos más tarde ha venido el padre furibundo sin concederle siquiera el beneficio de la duda. Los niños son niños. Y creo que hay que educar. Hay cosas en las que podemos discrepar, en las que podemos ceder y acercar posturas. Y otras en las que no.

Pero volviendo al tema, yo a lo que aspiro es a que mis hijas, cuando les hagan esta misma pregunta dentro de unos años, contesten lo mismo que yo. Que no cambian su infancia por nada del mundo. Es lo que les ha tocado vivir, con sus luces, con sus sombras, y lo que tienen que hacer es sacar el máximo jugo a la vida tratando de ser lo más felices posible. Habrá cosas que habrán cambiado, está claro que el marco variará y que sus hijos tendrán a su alcance cosas con las que ellas ni sueñan. Pero yo lo que quiero es que puedan echar la vista atrás y decir, jolín, qué tiempos más buenos fueron.

Foto: Niños piernas en alto vía Shutterstock

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.