No sé si estaréis conmigo en que Tori Spelling (para mi generación, Donna, de Sensación de Vivir) es una pedorra de padre y muy señor mío. Pero un día viendo fotos de famosos y sus hijos me llamó la atención lo mona que lleva a su hija. Ese día llevaba un vestido de Pink Chicken, una marca de Nueva York que me ha cautivado por completo.
Será porque me encantan los tonos morados, fucsia o rojos… no lo sé. Pero su colección de ropa sobre todo para las niñas es una auténtica monada. Son vestidos de aspecto cómodo y cuya mayor virtud es saber elegir unas telas y unos cortes difíciles de estropear.
En general su aire es hippie-chic. No son vestidos de muchísimo arreglar, pero tampoco son de trapillo. De esos que según los complementes y según sea el contexto quedan igual de bien.
No es una marca escandalosamente barata, pero aún siendo de las carillas, por lo menos se puede pagar. No para todos los días, pero bueno, que yo haya visto nada pasa de los 100 dólares, que en cuanto nos metemos con marcas de moda así un poco más coquetas es lo habitual. Por ejemplo los conjuntitos de bebé salen por 42 dólares. Como digo, no es HM pero bueno, para una ocasión especial no están mal.
La ropa, eso sí, está pensada únicamente para niñas, me temo… los chicos tendréis que vestirlos en otra parte.
