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Maternidad

Lo que mal empieza, mal acaba

De verdad… hay días que nacen cruzados y cruzados terminan. ¡¡¡Menudo diíta he llevado!!! De estos que conviene olvidar. La primera: las niñas se levantan huevonas y a lo que miro el reloj son las 9:07 cuando tengo que salir de casa a las 9:00. Vale, 7 minutos de diferencia, pero como por la mañana tengo el tiempo controlado al segundo, eso supone que vamos a ir de culo y llegar justitas al cole. Así que agarro la chaqueta, el bolso y exclamo, llena de glamour y dignidad, que es lo mío «Yo me voy, si queréis venís, y si no, os quedáis». Y claro, vienen. O no tan claro. A veces no vendrían. Pero esta vez han venido.

Total, que cierro la puerta y tal cual suena clonck me doy cuenta de que ¡¡¡¡¡mieeeeeeeeeeeeerdaaaaaaaaaa!!!!!!!! me he dejado las llaves de casa. No las de casa, sino las de casa y el coche. Me cago en todo, y por lo menos doy las gracias por llevar 20 euros en el monedero, algo que no siempre es así.

grrrr

Calle abajo a buscar un taxi. Afortunadamente, estaban colaboradoras y no se iban parando a ver las hormigas (han debido percibir que no estaba el horno para bollos precisamente), y también hemos tenido suerte porque ha pasado un taxi por ahí. Mientras tanto llama a «la mama» para decirle que por dios me bajara el otro juego de llaves de mi casa que tiene. Dejo a las pulgas a la carrera en cole y guarde y hala, carrerita (elegí un mal día para ponerme «esas» botas con tacones) y hala, después de recoger las llaves, busca otro taxi para ir a mi casa a recuperar mi coche.

Yo para los taxis, lo reconozco, soy una agarrada. Cuando, siglos ha, tenía vida nocturna (y no, por vida nocturna no contabilizo el despertarme a las cuatro de la mañana para consolar a una niña que pasa de dormirse) no me importaba coger un taxi a las tantas. Ya que soy abstemia, lo que no me gastaba en bebida me lo gastaba bien a gusto en un taxi. Cruzarme la ciudad a pata cuando estás churretosa, cansada y con ganas de meterte en la cama nunca me apetecía. Así que esos entran en el concepto de «chufa». Pero eso de coger un taxi a plena luz del día para ir a cualquier sitio hace salir la rácana que hay en mí. Vamos, que yo veo Sexo en N.Y. que están todo el día taxi parriba, taxi pabajo y me duele el bolsillo cosa mala.

Al final, 8 euros más tarde (no ha sido demasiado) he conseguido llegar 10 minutos únicamente tarde al trabajo. Un milagro. Y llego y me encuentro con ¿10 personas? que me están esperando como si yo fuera el santo advenimiento. Les ha faltado dar palmas, jalearme y cantarme que alegría cuando me dijeron vamos a la casa del Señor…. Menos mal que eran muchos pero salvo uno, pacientes. O sea, que mi cafecito relajado de primera mañana se ha convertido en «me tomo un café mientras subo las escaleras y con la otra mano me quito la chaqueta». Tres cuartos de hora más tarde he conseguido por fin encender el ordenador. Marrones, y más marrones. Algunos, ni siquiera míos. A eso de las tres de la tarde he soltado sapos y culebras con las compis… he debido adelgazar dos kilos de la de mierda que he sacado.

No sé por cierto porqué esa fama de que las mujeres con mujeres nos llevamos fatal: yo prescindiría de los tíos en la oficina. Haría un gineceo y a tomar por saco. Las chicas de mi oficina son fantásticas. Y si tenemos algún problema lo solucionamos con normalidad. En fin.

Llego a casa, y Mencía se levanta torcida. Llorando como una becerra. Y voy al cole y toca conversación tensa con la tutora. Nada grave, no os penséis, pero es que yo soy partidaria de hablar las cosas directamente en lugar de andar cuchicheando en la puerta del colegio. Mira que intento morderme la lengua pero se me da entre mal y peor. Después cita con el oculista que nos ha dicho que lo del ojito de Aldara (llevamos un mes con cortisona), va para largo. Y me quedo bastante chafada.

Recojo a Mencía que me la estaba cuidando mi tía y llego a casa. A los diez minutos ¡¡¡¡¡plof!!!! Corte de luz general en la manzana. ¡¡¡Y son las ocho!!! pordiospordiospordios que no dure mucho. Corre a limpiar culos, preparar cenas (en frío) y a dárselas no vaya a ser que la cosa vaya para largo. Habrá durado tres cuartos de hora…

Vamos, que mejor no haberme levantado hoy. GRRRRRRRRRRRRRRRR

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

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