Categorías
Maternidad

Negando lo evidente: se ha hecho caca

Cuando eres mamá por primera vez, una de las cosas que te dejan más «pallá» es cuando esa cosita tan adorable, tan pequeña, tan mona decide cagarse. O pederse. Andaría con palabras más finas y delicadas tipo hacerse «popó» o «tener gases», pero lo siento, «eso» que se hacen los bebés es una caca con todas las letras y «eso» que se echan ganarían un concurso de pedos en una convención de camioneros asilvestrados.

Y tú piensas ¿Pero cómo narices cabe semejante caca en un culo tan pequeño? ¿Cómo es posible que le quepa ese gas que se acaba de echar y no esté en el techo como un globo de helio? Pues sí. Al parecer cabe. No sé dónde, porque no hay sitio posible, pero estar, están. Primero dentro, y luego fuera.

Y entonces es cuando te cagas tú. Porque limpiar un pastel de dimensiones épicas es una tarea para la cual difícilmente se está preparado psicológicamente. A mí la pequeña me ha salido cagona. El estreñimiento en nuestra casa no existe. Quitado un momento muchos meses ha en el que puntualmente le costó un poco, en general somos de caca fácil. Y el plural no es gratuito. Quién a los suyos se parece…

Mencía tiene su momento Allbran dos y tres veces al día. Qué cruz. No ganamos para pañales. Ahora son cacas asesinas las que se hace porque antes de repente se paraba, ponía cara de circunstancias y plop, regalito al canto. Pero tú ya la veías ahí, a lo suyo. Ahora no. Si por el humo se sabe dónde está el fuego, por el pestazo se sabe cuándo Mencía ha hecho de las suyas. Esta mañana Aldara estaba sentada en la mesa y de repente me dice «Jo, mamá, límpiale el culo, que esta niña huele que mata». Y efectivamente, segundos más tarde me ha venido una vaharada terrorífica. Que no busquen más las armas de destrucción masiva, que están en el culo de mi hija.

En la guardería nos han recomendado que le vayamos preguntando para ver si identifican cuando hacen sus necesidades, supongo que para el momento «Operación Culo al Descubierto«. Mencía es parca en palabras, así en general. Habla entre poco y nada. ¡Para qué, si se hace entender perfectamente! Además, como ya os comenté en alguna ocasión, Mencía debe tener algún ancestro sueco porque se hace la ídem fenomenalmente. Así que entre que no habla y que a veces, directamente, no te escucha, como comprenderéis, el diálogo es un poco de besugos.

Madre (yo): ¿Cariño, te has hecho cacas?

Pregunta obviamente retórica porque la respuesta la sé, y no soy yo precisamente Sherlock Holmes. A veces te queda la duda de si es caca o un pedo de los que te tumban. Pero si la pestilencia persiste, es caca. Como yo me llamo Sara. Hubo un día que la peste era tal que tuvimos que abrir las ventanillas so pena de encontrarnos al resto de los integrantes del convoy tiesos como pájaros. Estuvimos a un tris de ello porque conforme iban pasando los minutos te ibas sintiendo más y más relajada, más y más anestesiada…

Madre (yo): ¿Cariño, pero te has hecho caca?
Mencía (con ojos de inocencia tremenda): NOOOOOOOOOOOO

¡Pero cómo que no! ¡Pero si te llega hasta el sobaco, hija mía! Y la tía te contesta como si estuvieras preguntándole si mató a Kennedy. Que no te dice «¿Cagarme yo? ¡Qué cosas tienes, madre! ¡Como osas decir semejante infamia!» porque como digo no habla ná. Y claro, la coges en volandas y abres la caja de Pandora, y efectivamente, se confirman las peores sospechas, va hasta la bandera mismamente. Pero ella sigue negando la mayor. ¡Cagada yo, nunca!.

Hay críos muy señoritos que en cuanto hacen de las suyas comienzan a protestar porque no soportan llevar nada adosado en el culo. Y no les culpo.

Obviamente, no es el caso de mi pequeña, a quien le da exactamente lo mismo. Buena es ella… ¡A quien no nos da igual es a los demás!

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.