Si tenéis más de 30 años, probablemente sepáis a qué me refiero, porque el título del post hace alusión a un anuncio de Cucal de hace mil millones de años. Decía que las cucarachas nacen crecen, se reproducen y con (el nuevo, que a estas alturas ya de nuevo tiene lo que yo de monja ursulina) Cucal Aerosol mueren.
No. No tenemos cucarachas en casa. Afortunadamente, porque me dan un asco de la muerte y podría haber muerto yo sin necesidad de aerosol. Tenemos hormigas minipún y no sabemos muy bien como atajarlas porque tampoco tenemos claro exactamente de donde narices salen. Me parece que nos va a tocar revolver la habitación de Aldara y ponerla patas arriba para buscar de dónde narices salen.
Tampoco era eso lo que os quería contar. En realidad, por lo que me ha venido a la cabeza ese eslogan es porque cuando he entrado en mi salón esta tarde lo que parecía que se habían reproducido eran las bragas. Mi casa, de por sí, está llena de bragas, así en general. Somos tres mujeres, y aunque una todavía va con sus bodies y esas cosas, en cuatro días nuestro tendedero va a ser un show. La cosa es que Mencía, que es la que no lleva bragas tiene fijación por ellas. A la que me descuido va al cajón de la mayor y coge todas las bragas que pilla trayéndolas al salón. Así que éste parecía un campo de minas. Un horror. La siguiente consiste en que Mencía se las coloca como si fueran un collar (antes muerta que sencilla).
La una está deseando ponérselas (cada uno se las pone donde quiere) y Aldara está deseando quitárselas. Es muy fan del momento culo al aire. Me encantan los niños pequeños y su absoluta falta de pudor. Ya llegarán los tiempos de los complejos, pero a día de hoy está deseando quedarse en pelotas. Es más lo celebra a voz en grito cantando «en pelotas, en pelotas oeoeoe». Para que luego digan. En casa nos lo tomamos a risa porque no somos excesivamente pudorosos. Nos duchamos juntas, me visto y desvisto delante de ella así que por supuesto no me escandaliza en absoluto que vaya desnuda por la vida. Hace bien.
Lo que sí que me toca las narices es que son unas fashion victims las dos. Lamadrequelasparió. Que soy yo. Aldara tiene un pase: tiene cuatro años, adora el rosa y la Hello Kitty y ya tiene su propio criterio para elegir la ropa. Se viste según su humor, como hacemos los mayores. Lo que pasa que su humor se suele decantar por los brillos, el fucsia y la Hello Kitty. Es un humor selectivo. Pero lo de Mencía sí que es argasdfasdfasdf. Me monta unos pollos porque quiere elegir lo que se pone de aúpa. Y ¡¡¡¡carajo!!! ¡¡¡que tiene año y medio!!! Tiene año y medio y un gusto muy ecléctico. Esta mañana, la colega de la vega quería ponerse el abrigo. Sí o sí. Yo puedo pasar (aunque me toca un poco la moral) entre ponerle un vestido u otro, si los dos me vienen bien. Pero claro, cuando el resto del conjunto consiste en un vestido de tirantes porque hace un calor que se caen los pájaros de los árboles, no, el abrigo no es negociable. A ella le da igual… no atiende a razones. Pero si ella tiene cojonazos, yo más. Que para eso me van a caer los treinta y cinco la semana que viene.
Hay cosas que son negociables. Yo no me opongo a las cosas por defecto. Si lo que piden es razonable, o si me da igual una cosa que otra, tampoco tengo especial afán por discutir. Pero caramba, hay veces que simplemente no son negociables. O sea, que si son las ocho de la tarde y quieren una chuche, lo siento, pero no. Por más que protesten. Al fin y al cabo tienen un año y medio y cuatro. La experiencia es un grado. Mi casa no es una democracia. Al voto se accede con la mayoría de edad. Pues eso.