No sé si estas semanas habéis leído tantos artículos como yo dándole vueltas al nuevo lanzamiento de la Babynes. Artículos que simplemente la presentaban, otros que daban mil y una razones para no comprarlo, en fin, que hay bibliografía para dar y vender.
Para los que no sepáis de qué narices estoy hablando, me refiero a este invento de Nestlé que viene a ser como una Nespresso para preparar biberones (ojito a los padres con mucho sueño, no vaya a ser que a las cuatro de la mañana le preparen un café lungo al niño sin darse cuenta). Tiene sus capsulitas adaptadas a la edad del bebé y en un momento tacatá, biberón preparado. Como si fuera un cafelito, vamos.
Así que yo, después de todo lo que se ha escrito, sólo tengo que añadir una razón más para no comprarlo: BÁSICAMENTE PORQUE NO HACE FALTA PARA NADA. O lo que es lo mismo ¡por sentido común! A ver… el aparato de marras cuesta 200 euracos del ala (ahora sólo se comercializa en Suiza, pero está previsto que llegue al resto de países), que es un pastón y medio. Y no son los 200 euros, que también, es que ¿¿¿¿otro tarro más en la cocina???? Yo no sé cómo serán vuestras cocinas, pero sé como es la mía. Y esto NO CABE.
Sobre todo no cabe porque ¿¿¿¿Pa qué????? ¿En serio hace falta para preparar un biberón???? Yo a la mayor le di biberones y chico, que preparar un biberón no es ni tan complicado ni tan costoso de tiempo. Por la noche, si no queréis poneros a calentar agua, un termo con el agua ardiendo, un botecito con los polvos ya medidos (existen unos preciosos dosificadores de varias marcas) y en cero coma tenéis preparado un biberón. Coño, que no estamos hablando de cocina de autor, por amor de dios. ¡Que es un puñetero biberón!
Lo sé, es científico de morirse mi argumento, pero lo reitero ¿¿¿¿PA QUÉ????
