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Maternidad

R-e-s-p-e-c-t

5 de la mañana. La que aquí escribe estaba en el séptimo o en el octavo cielo, así, grosso modo, abrazada a mi cojín de lactancia (el señor Don Churrito, son cinco años de amor ya) y soñando con las cupcakes que iba a hacer hoy. Al final no las he hecho, las he perpetrado, pero no es ese el tema. Y de repente me despierto mecida por el dulce tono de voz de mi hija Mencía LLORANDO a grito pelado.

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La primera parte del show me la he perdido porque os lo aseguro: a las cinco de la mañana yo soy tremendamente lenta de reflejos. Me cuesta un mundo despejarme. Eso que dicen «Cuando seas madre te enterarás si lloran por la noche». Ya. ¡Ja! Yo sólo me entero cuando la cosa es tan escandalosa que no es que me entere yo, es que se entera todo el edificio. Bueno, todo el edificio menos Aldara, que esa da igual, sigue durmiendo como si nada.

Total, que a esas horas Mencía ha decidido convertirse en fan de la crianza con respeto. Respeto a lo que le sale de sus ovarios. La amiga a las cinco ha decidido que lo que quería de verdad de verdad de verdad (aparte de llorar, eso también quería) era dormir hecha un ovillo en el suelo frente a  la puerta de la terraza de nuestro dormitorio.

En algo estábamos de acuerdo: ella quería dormirse ahí y yo a las cinco de la mañana no tenía ninguna gana de discutir. Y me ha pasado algo muy de Ally MacBeal. Os lo prometo. Mientras estaba en pleno fragor del cabreo de mi hija no es que me haya salido un bebé bailando por ahí (que eso sería ya para hacérmelo mirar muy en serio), pero os prometo que la otra estaba buaaaaaaaa buaaaaaaaaa buaaaaaaa (a grito pelado, no la subestiméis) yo estaba oyendo el R-e-s-p-e-c-t de Aretha Franklin en mi mente. Se me llega a levantar el pegote y empieza a poner poses de cabreada como las de las series y me caigo de culo.

A las cinco, a mí sólo me da para decirle, Mencía, si te quieres dormir ahí, a mí me da igual, pero duérmete. Todo esto muy pacíficamente, sobre todo porque a esas horas tengo sólo media neurona de guardia. Debo ser una madre horrible. Realmente me la pela que duerma en el suelo (de parquet, eso sí, y con saquito de dormir), si con eso se duerme. Luego lo pienso despierta y es otra historia, pero yo a esas horas ¡¡¡¡no soy persona!!!!

Mi marido también es muy del respeto, en concreto del respeto a su sueño. Y estaba asistiendo atónito a nuestra no-conversación. A la otra llorando y a mí diciendo insensateces. No nos mandó a escaparrar, pero casi.

Qué cruz por dios…

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

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