Me confieso: yo no llevé pantalones hasta los 25 años. ¡Los odiaba! Así que me pasé toda mi adolescencia, cuando el resto de mis compañeras llevaban vaqueros y camisetas, con faldas de traje. Con un par. ¡Así era yo! Me importaba tres pimientos que el resto pensasen que estaba majara, pero es que yo siempre he ido más cómoda con faldas y con vestidos que con pantalones ¡qué le vamos a hacer!
La cosa es que Aldara parece que sigue mi tendencia e intentar ponerle un pantalón es directamente un horror. Todos le tiran, le molestan, va fatal. Así que ya he renunciado y no los lleva. Salvo leggins.
Los leggins vienen a ser esto que cuando yo era (más) joven llamábamos ciclistas. Afortunadamente para todos ya no son de licra brillantosa salvo para hacer gimnasia y los que se ponen para la calle son de algodón mucho más discretos. ¡Y yo me declaro fan!
No porque estéticamente me gusten o me dejen de gustar sino porque estoy convencida de que quien decidió ponerlos de moda era una madre. ¡Son la cosa más práctica que existe! Ejemplos prácticos:
Suponer 1: En Zaragoza, la primavera y el otoño sólo existen en el Corte Inglés. Aquí entretiempo, lo que se dice entretiempo no hay. O nos achicharramos o nos pasmamos. Y esto puede pasar, sin ningún tipo de problema, en el mismo día. ¿Cómo vas a llevar a la niña con las piernas al aire y en calcetines a las 8 de la mañana? Le plantas unos leggins. Cuando llega el mediodía y estás sudando la gota gorda, se los quitas, la dejas en los calcetines que ya llevaba y tan ricamente.
Suponer 2: Madre fashionista sí, madre potentada no. Yo, como supongo que muchas de vosotras compro la ropa pensando en que le pueda valer un tiempo razonable. Sí, me parecen monísimos esos vestidos a ras de trasero y que les quedan divinos de la muerte. Especialmente a estas edades que tienen todavía unas piernas para lucir. Pero estas hijas mías tienen la costumbre de crecer y encima, de hacerlo a velocidades de vértigo, de manera que lo que hoy es a ras de culo mañana es escandaloso. ¡Y no seré yo la que fomente que vayan enseñando las bragas por la vida! Con lo que les compro los vestidos para que a principio de la temporada les estén un poco grandecitos, más tarde les estén bien, luego justos y hasta el trasero y luego ¡¡¡con leggins!!! Este verano sin ir más lejos hemos reciclado lo que antaño fueron vestidos para convertirlos en tops. ¿Y quién lo sabe? pues probablemente el que diseñó originariamente el vestido de marras.
Así que yo soy FAN. Si en el vestidor de toda mujer, como fondo de armario debería haber una camisa blanca y un vestido negro, en el de una niña debería haber varios leggins en diferentes colores ¡¡¡os salvarán la vida!!!
P.D. La ropa de las fotos de las niñas ha sido mayoritariamente regalo de sus respectivos cumpleaños. Aldara lleva una camiseta de Kiabi, leggins de Yokana y un tutú de HM (algo que no pensé jamás que le compraría pero que me encanta como le queda). Mencía lleva un conjunto de La Compagnie des Petits y ambas van con botas de Zara Kids. ¡Nos hemos hecho también muy fans de las botas! Eso sí, para la peque mejor botines porque si no parecía el gato con botas… ¡y no es plan!
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