En general los niños llevan fatal lo de perder. Creo que en esta vida hay que esforzarse por hacer las cosas bien, jugar y a veces ganaremos y otras perderemos. Hay que poner todo de nuestra parte para no perder, pero si ocurre ¡alabado sea el señor!. Yo no estoy a favor de que los adultos nos dejemos ganar cuando jugamos con niños. Me parece que les hacemos flaco favor. Deben aprender que el juego puede ser divertido en sí, y que por supuesto que estamos en nuestro derecho de alegrarnos si ganamos, pero si perdemos no se acaba el mundo.
Éste que veis aquí es nuestro parchís. Se lo regaló a Aldara su padrino y es un parchís tan bonito… el más bonito que he visto nunca. Aquí en la foto no se luce, pero os lo aseguro… es una auténtica preciosidad. Es perfecto para hacer un regalo. Desconozco donde lo compró, pero el otro día y de pura chiripa descubrí que era de Juegos Cayro. A la oca pueden jugar relativamente pequeños. Con 3 añitos y la ayuda de un adulto pueden jugar perfectamente y se lo pasan bomba. En casa a la Oca se le llamaba la «horca» porque Aldara, que es dura de mollera, entendía eso y no hubo manera de sacarla de su error. El parchís es un juego más complicado. Quizás habrá que esperar a los 4 o 5 años para poder jugar con ellos con un poco de solvencia.
Y un libro perfecto para nuestros pequeños «enfadones»… Olivia no sabe perder, de Elvira Lindo, que trata precisamente de una niña que lleva fatal el perder en los juegos de mesa.