A veces me siento como Sophia Petrillo, la de las Chicas de Oro cuando empezaba con su «Sicilia, 1900». Hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy cercana había una ciudad que no tenía Ikea. Y sus habitantes cada vez que iban a la capi, hacían excursiones a la tienda. Pero ¡ay! Les pusieron uno… y desde entonces se pegaban la vida ahí.
Tener Ikea es guay. Guay y barato. Guay, barato y fashion. El problema es que al final todo el mundo acaba teniendo casas clónicas. Vas a ver a tus amigos y sus muebles, sus accesorios, su vajilla, su «everything» tiene nombre sueco. Es más ¡¡¡tiene los mismos nombres suecos que las cosas de tu casa… y de las de la casa de tu madre… y de la casa de tus otras amigas…!!!
Así que, señores, personalicemos. Y una buena idea es hacerlo con estos módulos de almacenaje de Keeddo
¡Mirad qué graciosos que son! Son cajas plegables de tela en color crudo reforzadas con cartón rígido en su interior. Al frente llevan cosidos en fieltro de cuatro colecciones distintas: animales acuáticos, animales de la granja y los medios de transporte.
Tienen 32 cm de lado y son completamente cúbicos. Están pensandos para encajar perfectamente en las estanterías modulares estándar. ¡Son perfectos para guardar los juguetes de los niños y darle un toque diferente a una habitación que no tiene porqué ser necesariamente cara! ¡Que no está el horno para bollos!
Cuestan 25 euros cada uno y combinan con los vinilos de la casa. Así que podemos elegir no gastarnos mucho dinero en un dormitorio, pero luego personalizarlo para que no sean todos los ambientes clónicos 🙂