Soy una chica muy fácil de hacer feliz. Si alguien quiere que me vuelva loca es tan sencillo como llevarme a dos sitios: uno, a una tienda de pingos varios para la cocina y dos, a una papelería de esas guais que tienen de todo. Yo cocino entre poco y nada; me sacas de mis postres, que eso sí que me gusta hacer, y soy tremendamente limitada. Pero ¡ay amigos! No hay como llevarme a un sitio tipo La Oca para que me convierta en una niña cuando entra en una juguetería. Para que os hagáis a la idea, yo me fui de viaje de estudios cuando terminé el MBA que hice hace la mundial y en vez de traerme una camiseta, como todos mis compañeros, me traje un juego de vasos de Leonardo. Me voy a Cádiz a pasar la semana santa y vuelvo con una vajilla. Qué puedo decir. Y esto juro que es verídico.
Con los artículos de papelería me pasa un poco lo mismo. En una tienda de este estilo tengo un peligro… me llevaría cuadernos, bolígrafos de todo tipo, fundas varias. ¿Y para qué? ¡Para perderlas a los dos minutos! ¡Pero es que son tannnn cucas! Afortunadamente esta chaladura la comparto con mis amigas y así hacemos reuniones de Fans de las Papelerías Anónimas.
Así que ya imaginaréis cuál ha sido mi reacción al entrar en la tienda de Susiko. La mía, lanzarme en plancha a comprarme algo. Mi marido, porque no está, que si no lo que hubiese hecho sería poner la visa a buen recaudo. Aunque ¡no tenía escapatoria! ¡Aceptan Paypal!
Es el sitio perfecto. Aúna la personalización de cosas molonas (cuadernos, tazas, blocs, tarjetones… en fin, lo que queráis) con unos muñequitos muy yo.
Todo cosas muy minimalistas (fondos lisos, y sólo un motivo central con el nombre), muy sencillas y totalmente «cuquis». Mirad por ejemplo estas bolsas de la compra para que no quede ningún resquicio de duda de que es nuestra. O estas invitaciones tan chupis para cumpleaños, bodas, bautizos o comuniones.
Me he intentado resistir, pero definitivamente con poco éxito. Al final han caído estos tacos de notas para el cole que me han parecido «lo last de lo last». A saber: son unos tacos de notas en los que arriba pone vuestro nombre, email y teléfono (o lo que queráis) y abajo una representación de vuestros hijos. Y los podéis poner rubios, morenos, con gafas, con pecas, claritos de piel, más morenos, en fin, personalizarlos muchísimo. Y abajo pone «una nota de la madre de …» y una casilla para marcar el nombre del niño en cuestión.
Voy a mandar las notas más estilosas del mundo a las tutoras de mis hijas. María José, la tutora de la mayor todavía no conoce mi nivel de pijerío, pero ya me estoy imaginando a Pilar, la que va a ser la tutora de Mencía (que me lee siempre que puede) partiéndose de la risa diciéndome que soy la leche. ¡Y rabiando de la envidia porque en el fondo estas chorradas le gustan tanto como a mí! Ahhhh se sienteeeee
En fin, que no tengo remedio…