Cuando yo era pequeña, los Kickers eran lo más. En mi casa los zapatos se compraban en Muro, en la calle Alfonso de Zaragoza y en Kaymo todo lo más. Kickers era una marca para gente con pasta, con mucha pasta. Se vendían en tiendas que estaban alejadas de mi circuito habitual, en la zona más pija de la ciudad y a mí me chiflaba su nombre y los colorines que tenían. Mis zapatos nunca tenían colorines. No éramos pobres, no me malinterpretéis, pero cuando yo era pequeña no era normal tener un zapato para cada conjunto de ropa y todo era muchísimo más aburrido.
Me han mandado una nota de prensa. Resulta que yo no sabía que a su creador se le había ocurrido hacer zapatos y botas cuando vio unos niños en vaqueros, con looks muy desenfadados y descalzos. Quiso crear unos zapatos para llevar con vaqueros. Y ahora resulta que su última colección es una vuelta a sus orígenes. Los mismos zapatos, el mismo botín clásico, pero con otros colores.
Los zapatos y los botines, eso sí, como yo los recordaba. ¡Apufff! ¡85 euros unos botines! ¡Qué dolorrrrrrr!
6 respuestas a «Kickers: la vuelta a los orígenes»
Aún llevan el puntito rojo y el verde para distinguir el de la izquierda del de la derecha? Una gran ayuda 🙂
Precisamente, el otro día le recordaba estos zapatos a mi marinovio. Me encantaba el sistema de los puntos rojo y verde.
Es verdad! Ahora que lo dices… yo es que nunca tuve unas, eran algo aspiracional1
yo aprendí con eso a diferenciarlos 🙂
Si duran, pues genial. Yo soy de las que no tuve unas auténticas sino una imitación y a partir de la segunda semana de usarlas ya empezaba a entrar agua si me metía en charcos. Yo siempre he sido un poco tuercebotas 🙁
A mí me molaban mucho las etiquetas que llevan en los costados, una roja y la otra verde, para saber cuál se pone en qué pie.
Me siguen pareciendo fantásticos! Pero… a mí también me parece muy doloroso el precio! xD