¡Pero qué bonita es la ropa de Bonnet à Pompon! Me encanta la ropa infantil de esta marca porque es tan delicada, tan fina, tan mona, tan, tan, tan… Bueno, que me chifla. Este año he debido ser bastante buena porque Papá Noel le debió decir a la marca que me encantaba lo que tenían y me dejaron pedirles un conjunto, el que yo quisiera. Bueno, el que Aldara quiso.
¿Y sabéis cuál eligió?
Aldara tiene 7 años y aunque a ella le sigue encantando llevar vestidos lo cierto es que la veo más mayor cuando lleva faldas. Los pantalones, de momento, como su madre, con cuentagotas y para en ocasiones especiales (vamos, cuando se vuelve loca).
Me encantó su elección. Yo dudaba entre otras cosas, pero me gustó mucho lo que eligió ¡además lo tenía clarísimo!
Si no fuera porque tiene las puntas de las botas «despellejás» diría ¡¡¡lo he conseguido!!! Siete años más tarde he conseguido que por unos minutos mi hija pareciera una niña bien.
Cinco minutos, no os creáis. Lo justo que le costó empezar a hacer la voltereta lateral y tirarse por el suelo en medio del centro comercial. No voy a hacer carrera con mis hijas.
Sí, sí, no pongas esa cara de sorpresa, que me refiero a ti. Tan mona, dulce y delicada pero… una niña al fin y al cabo.
Si yo la entiendo. Yo tampoco podía parar quieta cuando era pequeña. Es más, a mí los «niños pera» no me gusta. Me gusta las criaturas de verdad, que saltan, juegan, corren y se ponen perdidos si es necesario. Eso sí que tardaran más de dos minutos en echarse el lamparón ¡¡¡sí que lo agradecería!!!
¿No me digáis que no está bonita? Y que esta ropa no le queda estupendamente. No sé qué me gusta más, si el tacto de la chaqueta, el trabajo de la camisa o los bordados de la falda. Enamorada me tienen.