Aprender las letras, las grafías y sus sonidos es mucho más fácil si las relacionamos con un objeto o imagen que conocemos. La memoria tiende a recordar con más facilidad aquello que le llama la atención o le resulta curioso; así, es mucho más eficaz aprender el alfabeto mediante reglas mnemotécnicas, como la asociación de letras a determinados sonidos e imágenes.
Y cuanto más absurda y divertida sea la asociación, ¡mejor! ¿Quién no se acordaría de la letra T si piensa en una Tortuga con una Tirita? ¿Dónde se ha visto? La memoria tiende a olvidar lo común y a recordar lo raro y lo peculiar, de ahí que el absurdo sea uno de los ingredientes esenciales para memorizar con facilidad.
También es muy efectivo el encadenamiento, ¿habéis jugado alguna vez a aquellos juegos en los que había que cantar una canción que se repetía hasta el infinito y en la que cada vez había que añadir un nuevo elemento? Estos juegos se basan en la capacidad de la memoria para retener con más facilidad las cadenas empezando por el primer objeto que enumeramos.
También la musicalidad, la rima y la cadencia son los mejores aliados de la memoria, el cerebro recuerda de manera más fácil una serie de palabras rimadas o una serie de versos con una cadencia similar que otros que no la tienen, de ahí que en boolino insistamos tanto en que la poesía y las canciones son dos géneros indispensables para aprender a leer. Permiten que los niños recuerden con más facilidad lo que han leído o escuchado y asocien de manera sencilla las grafías a los sonidos, y sobre todo, que lo hagan de manera divertida. Algo que nos lleva a otro de los puntos indispensables para memorizar y aprender: la diversión.
Porque no es lo mismo escribir cien veces la letra «K», que leer diez veces un cuento ilustrado y divertido que relaciona la grafía con un elefante comiendo un Kilo de Kiwis. Por eso queremos recomendaros un cuento de Montse Gisbert editado por Tándem perfecto para aprender el alfabeto: El abecedario fantástico de Patam, el elefante.
Patam es un gran elefante azul, un tanto excéntrico, que no para de hacer cosas absurdas y divertidas, como mirar la LUNA con LUPA bajo la LLUVIA o comer MACARRONES con MORAS y MAYONESA.
Montse Gisbert a través de unas ilustraciones excepcionales, infantiles, divertidas, tiernas y llenas de color, nos muestra una serie de escenas en las que Patam realiza distintas acciones absurdas asociándolas con cada una de las letras del abecedario. Así, en clave de humor y con un toque de poesía, Gisbert propone todo un abecedario estrafalario para que los niños aprendan el alfabeto y recuerden con más facilidad las grafías de las letras.
Y si queréis rematar la jugada os recomendamos un juego que hemos encontrado en la web de Stoks Didactic y que nos ha parecido la guinda del pastel de letras que os ofrecemos hoy.
Se trata de Yo aprendo a leer, un maletín que contiene una serie de láminas troqueladas y unas fichas con letras para que los niños las coloquen en su lugar y aprendan a deletrear, escribir y reconocer las letras.
Se trata de que los niños coloquen una serie de piezas y formen las palabras que se indican en las láminas. Un juego para niños a partir de 5 años que además tiene un sistema auto correctivo para que sea el propio niño el que aprenda a enmendar sus errores.
Además, el formato es perfecto para llevarlo a cualquier parte, así que, paséis las vacaciones en el mar, la montaña o en el pueblo de la abuela, los niños podrán llevar el maletín con ellos y pasar horas sumergidos entre letras y dibujos.
Juego y palabras, en boolino creemos que no existe un tándem mejor y pasaríamos horas inventando trabalenguas, recitando retahílas o inventando combinaciones absurdas de letras, por eso nos encantan este tipo juegos didácticos y agradecemos estas propuestas que apuestan por la diversión constructiva.
Atreveos a lanzaros al inmenso y fantástico mar de las palabras, no moja como el otro y es igual de divertido.