Lunes 1 de septiembre, 19:30 de la tarde. Recibo un correo de Shine Iberia, la productora de Masterchef Junior invitándome ese mismo viernes a la grabación del primer programa de la segunda temporada. En mi casa somos, como dirían mis hijas «muy fans» de este programa. Hemos visto todas las ediciones americanas, australianas y por supuesto no nos hemos perdido ninguna de las españolas. Todos los días de emisión del programa oía unos pasitos por el pasillo y al segundo notaba una niña acurrucándose a mi lado dispuesta a no perder ni una coma de lo que ocurría. Ella se refiere a los concursantes por su nombre de pila, sabe cuándo y en qué pruebas fueron expulsados, qué se les da bien o mal y hasta sus chascarrillos. Es frecuente verla ensimismada en el iPad viendo una y otra vez los programas, tanto de niños como de adultos.
El problema era que el viernes 5, día que nos citaban, era su cumpleaños y teníamos una súper fiesta prevista hacía dos meses. Y sobre todo el problema más gordo era que no podían ir niños. Aún así dije que sí. Oportunidades como ésta no se presentan todos los días y aunque hubiera preferido compartirlo con ella creí que merecería la pena. ¡¡¡Tenía tanta curiosidad, tantas preguntas por responder!!!

Viernes 5 de septiembre. Acudo con mi amiga Mónica (que también estaba invitada) a los estudios Buñuel de Madrid. Allí, en el que un día fuera el plató más grande de Europa, el L-3, es donde está ubicado el gigantesco plató de Masterchef, que en este momento va a acoger la segunda temporada de su versión junior. Yo no procedo del mundo audiovisual y a veces tengo la sensación de ir como Paco Martínez Soria, con las gallinas bajo el brazo y la boina calada hasta las cejas. A mí los techos altísimos y la majestuosidad de los decorados me imponen. A pesar de las modificaciones que ha sufrido para esta nueva temporada tienes la sensación de acercarte a un lugar conocido, sólo que lo abordas desde una perspectiva extraña para ti.
Llegamos justo cuando la grabación va a dar comienzo. Un primer vistazo al plató y llama la atención el enjambre de personas que van de un lado para otro. Más de 10 cámaras van a grabar todo lo que pase entre esas cuatro paredes (el decorado está prácticamente cerrado) y 200 personas intervienen en la grabación, de un modo u otro. No todas obviamente están en ese momento abajo, pero sí son unas cuantas de todos modos…
Alba Castilla, la responsable de comunicación de Shine Iberia y la persona que está acompañándonos en todo momento, nos acomoda en una zona con unas sillas y unas pantallas que nos permiten ver con comodidad lo que se está cociendo unos metros más allá. Podemos hablar, pero bajito porque nos oyen. A nuestro alrededor están los redactores del programa, que ven desde ahí lo que está sucediendo y esto les sirve para afinar las preguntas que posteriormente les harán a los niños. Así también se hacen una idea de lo que sucede en la prueba. Realizar un programa como Masterchef Junior es harto complicado. Como nos dirá posteriormente José de Isasa, Director de Comunicación producir un sólo programa de Masterchef cuesta la friolera de seis semanas. ¡Nunca imaginé que pudiese ser tan laborioso!
Han ido llegando algunas amigas blogueras más como Johannes, Sonia, Marisa o Daniela. Entran los niños y se preparan para entrar en el decorado a escasos metros de donde estamos nosotras. Se les ve espabilados y bastante expresivos. Hacen rituales de relajación entre ellos y se preparan para salir.
La verdad es que es raro ver lo que está pasando sin la música que se añade posteriormente. Los tres jueces y Eva son como te los has imaginado, sólo que más naturales todavía. Jordi Cruz en la última edición de los adultos nos había parecido más seco que en la primera temporada y en la grabación se le ve como yo le recordaba. En un momento de la grabación, Jordi se atasca y dice «bicho moruno» por «pincho moruno» para cachondeo de todos los niños. Éstos, burlones, cuando ¡por fin! consigue decirlo bien le aplauden cachondeándose de él. Se ve buen ambiente entre los niños y entre éstos y los adultos también.
«Como esté malo son espinacas»
Me habían advertido que una grabación de televisión es siempre muy lenta. Y lo es: nosotras estamos viendo la parte inmediatamente anterior a la primera eliminación. Previamente se han grabado la primera prueba y la prueba de equipos en exteriores. José de Isasa nos cuenta que los niños viven en Madrid en un colegio mayor acompañados de un adulto responsable todo el tiempo que dura la grabación. Estamos a 5 de septiembre y está previsto que se grabe hasta mediados de octubre. Graban tres días alternos a la semana y en los otros dos días reciben clases de cocina. Por tanto los niños pierden parte del inicio del cole, algunos más y otros menos según cuando los expulsen del concurso.
Pero esto es un premio para ellos. Al tratarse de niños está todo muy supervisado por la Fiscalía del Menor que ha de recibir los expedientes académicos de los niños porque el programa nunca puede ser motivo de fracaso escolar. A Masterchef Junior sólo pueden ir niños con notas excepcionales: si cocinas muy bien pero suspendes nunca serás seleccionado en el casting.
La grabación, como decía, es lenta. Nunca se sabe cuando se va a empezar realmente y tampoco se sabe cuándo se va a terminar. Ese día hay pocos errores no obstante. Alguna repetición tonta porque el tiro de cámara no es bueno y poca cosa más. La prueba que están grabando consta de dos partes: en la primera los niños tienen que probar unos platos con comida y asignarlos a la correspondiente comunidad autónoma de origen. La prueba nos hace reír: M. mira con desconfianza el plato que le ha tocado (lacón con grelos, aunque ella no lo sabe) y dice «como esté malo son espinacas» para risa de todos. Algunos dicen que ya les podía haber tocado algo más rico (había unos callos a la madrileña sin ir más lejos) pero otros están encantados con el plato que tienen delante, como L., que en lugar de probar una única cucharada de su gazpacho andaluz se ventila el plato entero.
Se acaba esta primera parte de la prueba con cachondeo de todos con Eva porque parece la mujer del tiempo junto al mapa de España: Jordi se ríe diciéndole «¿Cuál es la previsión, Eva?» y ella le contesta partiéndose de risa «Caló, mi arma«. Sale el invitado sorpresa y se plantea la prueba final y justo cuando todos salen corriendo hacia el supermercado cortan. ¡Me quedo fresquísima! ¡A mí que me hacía muchísima ilusión verlos en el supermercado de El Corte Inglés!. No me preguntéis porqué ya que no me gusta ir de compras y cocino entre mal y horriblemente mal. Pero ¡me hace ilusión!
M.: «Esto no corta». Jordi: «Hombre, es que es un tenedor»
Ese rato es especialmente divertido para nosotras porque nos visitan tanto los jueces como Eva González. Amabilísimos y súper accesibles. Yo les traigo unos dibujos que habían preparado mis hijas con todo su cariño para ellos. Me hace especial ilusión que le pudieran mandar algún mensaje a Aldara, que ya que se había quedado en casa en el día de su cumpleaños lo iba a agradecer. No hace falta decirlo mucho: Eva, que es tan cariñosa y maja como guapa (y ya es decir) se ofrece a hacerme un vídeo para la niña, y hacen lo propio Jordi y Pepe (Samantha se marcha rápido y no ha lugar).
Es divertido observarlos fuera de cámara porque son bastante parecidos a como te los imaginas. Pepe y Jordi se llevan un cachondeo entre ellos importante y no paran de meterse el uno con el otro. La verdad es que es un lujo tener una conversación relajada con gente tan maja y tan normal como ellos. Les preguntarías mil cosas. Todos nos cuentan que para ellos es un día difícil porque en un rato van a tener que expulsar a cuatro niños y que es durísimo. Eva nos cuenta que en realidad casi lo pasan peor ellos que los niños porque a los peques se les pasa enseguida en cuanto les dan los regalos, pero que todos los mayores se quedan tocadísimos.
Se acaba el descanso con nosotras agotadas como unas groupies cualquiera. ¡Va a comenzar la prueba!
Es curioso el rato que pasan cocinando. José de Isasa nos explica cómo se graba esta parte. Por un lado hay tres cocineros profesionales que en ocasiones puntuales pueden ayudar a los niños. Por ejemplo, con el uso del horno. Freír no, que lo hace cada uno. Ellos van pasando y van viendo las dificultades que están teniendo porque los jueces desde donde están es materialmente imposible que vean al detalle cuáles son los problemas de cada uno. Esto lo comunican a control y control se lo hace saber a los jueces para que cuando se acerquen a los niños puedan hacerlo con más información. Por otro lado, los redactores van acercándose a los peques para que cuenten a cámara qué es lo que están haciendo, directamente desde su puesto de trabajo.
A mí la cocina me resultó fascinante. Es completamente modular, y los muebles se quitan y se ponen con una facilidad pasmosa. Las cocinas son las mismas que para los adultos y es por esto que detrás tienen colocada una tarima para poder llegar con más facilidad. También son los mismos instrumentos de cocina. De hecho José de Isasa luego nos demostrará que cortan muchísimo (y aunque no lo hiciera, hemos visto como a un par de niños el equipo médico que está presente todo el rato les curan unos pequeños cortes).
El tiempo se pasa volando. En nada nos encontramos con los diez últimos segundos y todos corriendo a emplatar. En el plató huele maravillosamente, he de decir. Vemos algunos de los platos y tienen una pinta fantástica. Otros… no tanto.
Samantha: «¿Cómo se llama el cerdo pequeñito?» A. «¡Vietnamita!»
Cuando los niños terminan de cocinar se los llevan a grabar los totales (que son estas entrevistas que les hacen en las que aparecen sobre un fondo neutro y que se intercalarán después en la narración. La idea es que las hagan estando la experiencia lo más fresca posible para que enriquezcan el relato. Porque al final, todo se tiene que convertir en una narración.
A mí la duda existencial que me corroía en casa era ¿y cómo harán para mantener la comida caliente? Porque claro, los primeros aún, pero ¿y los que presentan el plato los últimos? ¡Aquello tiene que estar para estamparlo! Se resuelve rápido. Tan pronto como los niños salen del plató todo el mundo empieza a correr. Los jueces y también Eva comienzan a pasar por los puestos de los niños a probar la comida que estaba en las ollas. A todos los concursantes se les pide que o bien dejen una pequeña cantidad en éstas o bien que incluso emplaten dos veces (si les da tiempo). De este modo, pasan unos 20 minutos probando la comida de todos recién hecha y con esto deciden.
Bueno, deciden si es posible. Hay cosas, como la mayoría de los postres, que no puedes probar antes. La tarta de queso de la primera edición por ejemplo se valoró directamente frente a las cámaras porque aquello obviamente no se podía partir antes de tiempo sin que se notara. Así que la sorpresa al descubrir que la tarta de Cerezo estaba buenísima fue real como la vida misma.
Mientras los jueces pasan por los puestos otro equipo se encarga de grabar lo que llaman los «beauties» que son esos planos molones en los que sale el plato girando todo bonito. Para no confundirse, han puesto post-its en todos los platos de los niños con su nombre. Uno de los cartelitos muere en acto de servicio cuando nos enseñan en él cómo cortan los cuchillos.
Ese rato es muy especial para nosotras porque de manera literal entramos hasta la cocina. Sólo estábamos cuatro blogueras ya y podemos entrar en el supermercado del Corte Inglés, para alborozo mío. No siempre tiene las mismas cosas porque en función de la prueba se puede colocar una mesa en el centro con cosas concretas. Eso sí, todo tiene una pinta buenísima. Justo al lado está la escalera de acceso a la galería superior. Yo pongo ojitos de carnero degollado y pido si podemos subir ahí para ver las vistas. Es alucinante lo bien que se ve desde ahí, aunque ¡está bastante alto!Los puestos que están más al fondo sí que es más complicado ver qué hacen en detalle pero los que están debajo se ven muy bien. Tiene que ser curioso ver una prueba desde ahí…
Es rato colocarte detrás de los fogones, como si fueras un concursante más. Es más raro aún colocarte en la pastilla donde se sitúan los jueces y ver su visión desde ahí. Yo me siento como una niña a la que han dejado acercarse a la casa de Papá Noel.
Tenemos permiso para quedarnos justo hasta cuando vayan a expulsar a los niños, pero no nos quedamos mucho más porque tenemos un tren de vuelta que coger. Vemos comenzar las tres primeras valoraciones y ya nos vamos, con esa sensación de emoción absoluta que tienes cuando has vivido algo fuera de lo habitual. Son las 19h y algo y el día se nos ha pasado volando a pesar de llevar cinco horas ahí.
Gracias a Shine Iberia por la oportunidad de estar ahí y sobre todo a José, Alba y Fernando por lo bien que nos trataron. ¡Morimos de las ganas por ver el programa en las ondas!
Y muchísimas gracias a Pepe, Jordi y Eva por el regalo de cumpleaños en forma de vídeo que le hicieron a mi hija. ¡Os estoy agradecidísima a todos!
Masterchef Junior se estrena este 23 de diciembre
Foto: RTVE
7 respuestas a «Dentro de Masterchef Junior: «Como esté malo son espinacas»»
Oh qué penilla me ha dado leerte hoy. Te sigo hace tiempo y no esperaba leer que has priorizado un evento (el que sea) al cumpleaños de tu hija. Sinceramente después de leer ese párrafo he dejado de leer el resto del post. El mensaje que transmite tu post de hoy me parece triste, es tan superficial anteponer un evento a tu propia hija … es de lo peor que he visto en el mundi blogger maternal
Dunia, ¿me estás queriendo decir que Sara no puede ir a trabajar (sí, porque éste lo creas o no es su trabajo) porque coincide con el cumpleaños de su hija? Es en serio tu reflexión? O solo eres un troll? Osea que el mundo tiene que pararse por los cumpleaños, así sin más. Pues que sepas que tengo 3 hijos y que el día 31 tengo que trabajar, no podré festejar con ellos la entrada al año nuevo y aún más, éste año sus 3 cumpleaños me ha pillado trabajando y en el del pequeño ni siquiera llegue a tiempo para darle un beso y un abrazo. Según tu reflexión, debo ser lo peor. Es más, no debería de ser ni madre, porque antepongo el trabajo a sus cumpleaños, el darles de comer todo el mes, a uno especial, cuando ese día especial, puede ser sencillamente otro día y que tú ni nadie puede juzgar, porque eso queda entre una madre y sus hijos. Deberías preocuparte más por lo que haces tú antes que ir juzgando así sin más y que sepas que lo que más me apetece ahora mismo es mandarte a tomar fanta por no decir a la mierda, así literalmente.
Y ten en cuenta una cosa, ese día que te apetezca celebrar sola con tu pareja, sin niños, también a nosotras nos darás «penilla» no por el hecho,sino por éstas palabras que has dejado aquí.
Buenas tardes.
Como dice mi suegra, las opiniones son como los culos, que todo el mundo tiene uno. Pero también es cierto que si lo que vas a decir no es más bonito que el silencio, a veces es mejor cerrar la bocaza 😉
Yo todos los días antepongo un montón de cosas a mis hijas. Soy madre, pero también soy mujer, trabajadora, amiga, pareja, hija, hermana y miles de cosas más. Así q navego entre unas y otras cosas. Mi prioridad son ellas, pero eso no significa que deje todo colgado por ellas. Para mi no seria bueno porque así no deben ser la cosas, ni por ellas ni por mi.
Qué experiencia más chula!!! Estoy segura de que tu hija estuvo encantada con poder tener a su madre dentro de su programa favorito, para que luego le contara todos los entresijos.
Seguro que te supo fatal perderte el cumple, pero si fueras un hombre, nadie se cuestionaría que el trabajo es lo primero. Qué pena que sean también mujeres las que no permitan que avancemos.
Lo bueno es que la pedazo de madre que eres, es una cuestión ampliamente documentada a lo largo y ancho de tu blog, por el cual te felicito y te aplaudo, y te animo a seguir currando en él como siempre haces. Un beso enorme.
[…] tiran de mí. Y porque tener cerca a Jordi Cruz y no hacerte una foto con él debería ser pecado. He de decir que las dos veces que he estado en una grabación de Masterchef me han parecido todos agradabilísimos y nos han tratado fenomenal. Y son todos mucho más guapos en […]
[…] martes acaba la octava edición de Masterchef Junior y vengo a quejarme. Mira que me caen bien los jueces y el equipo que siempre me han tratado de maravilla cuando he ido al program… pero es que esta edición ha sido una pasada con la dichosa pregunta «¿pero a ti quién te […]