No me gusta Cenicienta

No me gusta Cenicienta. Ya lo he dicho. Evidentemente no por su estética, que es maravillosa, ni por lo bien dirigida que está por Kenneth Branagh (al que desde Mucho ruido y pocas nueces le tengo en un altar), ni por los actores.  Lily James (una vez que consigo olvidarme de sus pobladísimas y negras cejas) está estupenda, el príncipe es muy monín y sin duda Cate Blanchett es la puñetera ama. Y por supuesto, el vestido es maravilloso. El zapato dudo que sea tan cómodo como dicen pero es muy bonito también. Así pues ¿qué es lo que no me gusta?

Pues me gusta todo… hasta que empiezo a escarbar. Ya tenía la teoría de que Disney odia a las madres, pero esta vez la que ha acabado odiando a la madre soy yo.

Viendo la película recordé porqué no me gustaba ya la versión en dibujos animados. Simplemente porque no entiendo porqué Cenicienta no manda todo a freír espárragos y se queda ahí, aguantando mecha. No me gustan los cuentos en los que la princesa no hace nada por romper con su miserable destino y se limita a permanecer esperando que «algo» le solucione la vida. Da igual hada madrina, que príncipe, que enanos. Las princesas son las protagonistas de los cuentos, pero en esencia tienen la sangre de horchata. Si hay algo con lo que no puedo es con la gente que no tienen rasmia ni espíritu.

Me fastidia que se equipare bondad con aguantar carros y carretas. Lo siento, pero no. Estar aquí aguantando que te maltraten (porque lo que hace la madrastra ES maltrato) no es de ser buena. Nadie aguanta eso porque tenga una especial calidad personal. Aguantas, imagino, porque crees que no tienes otra opción, porque tienes síndrome de Estocolmo o porque no encuentras las formas de romper con todo aquello. No aguantas porque seas buena. NADIE debería aguantar eso. Así te pongan unos ratones monísimos, una canción divina de la muerte o al príncipe esperando en el castillo.



Yo estaba viendo la película y sólo podía pensar en lo pava que me parecía Cenicienta. Y sí, por supuesto que yo animo a mis hijas a que sean buenas personas, pero NUNCA les pediría que se olvidasen de sí mismas y se dejasen pisotear. Por nadie. Me da igual madrastra, que jefe, que marido, que Pepita la del quinto. Quiero que mis hijas tengan armas para ser mujeres hechas y derechas y con suficiente criterio para saber frenar las relaciones tóxicas.

Está muy bien disfrutar de una película como Cenicienta, que está realmente bien hecha (me encanta la estética y el uso del color) pero no quiero que mis hijas sean como ella. No quiero que sus problemas se solucionen por arte de magia. No quiero personas debiluchas sin recursos para dar la vuelta a las situaciones negativas. Ni quiero princesas que se enamoren de príncipes a los que les gusta más su vestido que ellas mismas.

No quiero que mis hijas tengan a Cenicienta como modelo. Lo siento, pero es así.