¡Me encanta Madrid! Creo que no es ningún secreto. Me encanta cogerme un AVE y tirar para la capi aunque a veces me sienta un poco Paca Martínez Soria con las gallinas bajo el brazo. Sobre todo cuando lo que voy a hacer es una mezcla entre trabajo y placer como ha sido esta última vez (la próxima sólo es de placer … que una vez al año no hace daño). Esta vez acudí de jurado al premio del Mejor Juguete del año 2015 , que tenía lugar un jueves y el sábado asistí al III Encuentro de Madres Blogueras con Yo Dona y el Club de las Malas Madres. Esto era el trabajo. Del bueno, del chuli, y del divertido. Del que mola hacer, pero trabajo. Lo que fue placer, de ese que acabas llorando de la risa y con agujetas en el estómago fue la fiesta de pijamas que tuvimos las chicas de Mujeres y Madres Magazine. No pudimos estar todas, pero sí muchas y nos lo pasamos maravillosamente.
Le pedí ayuda a Eric Vökel para poderlo llevar a cabo. Hacía tiempo que suspiraba por alojarme ahí y pensé que era el lugar perfecto para estar con las chicas. Y la verdad es que no nos defraudó (nos teníais que ver a todas dando grititos cuando subimos). Eric Vökel tiene dos establecimientos en Madrid: uno cerca de Atocha y en el que nos alojamos nosotras, Eric Vökel Suites en la calle San Bernardo, muy cerquita de la plaza España.
Imagino que a vosotros os importará un rábano si lo pasamos bien (sí, mucho) sino que más bien lo que querréis saber es cómo está aquello para alojarse. Porque es un rollo macabeo viajar con la familia a hoteles, una vez que pasas de tres personas. Con tres, aún te metes en una habitación con una supletoria, pero ¿y cuatro? ¿pagas dos habitaciones? Lo mejor sin duda son los apartamentos, básicamente porque son más cómodos y no implican tener que dejar un riñón en prenda.
SITUACIÓN. En la calle San Bernardo 61. Si eres de Madrid sobra con eso, si no pues a cinco minutos escasos andando de la Gran Vía y Plaza España. Y lo sé porque a una de nosotras le robaron en el metro y nos tocó ir a la comisaría que estaba detrás de Gran Vía. Tenéis metro en la puerta, la estación de Noviciado. Y si necesitáis taxi porque vais cargados hasta las orejas pasan con muchísima frecuencia.
EL EDIFICIO. El edificio es antiguo pero está todo rehabilitado. No hay recepción continuamente sino que hay una persona de 9 a 18 horas. La palabra encantadora no la define en su inmensidad. ¡Un amor de mujer! La verdad es que no se puede ser más colaboradora y eso que nosotras fuimos llegando en goteo jodiendo la marrana. Lo más chulo era la escalera, con una bici monérrima en ella. EL APARTAMENTO: El nuestro tenia un salón cocina con una puerta japonesa para separar de un dormitorio y otra habitación con dos camas individuales. Podían dormir (y dormimos, de hecho) seis personas de manera cómoda. Cuando montamos la cama del sofá a eso de las 4 de la mañana, una hora en la que te apetece mogollón hacer nada como podréis imaginar, nos sorprendió muy gratamente que no era una cama de chicha y nabo. Tenía un colchón estupendo y cuando acabamos de palique en ella hubo un par de bajas porque se quedaron dormidas mientras tanto. Se agradece porque normalmente los sofás-cama son más sofás que cama.
La verdad es que era todo precioso (yo me enamoré del mural de la entrada y el ladrillo visto). La cocina estaba completamente equipada y era modernísima. Había plancha y de todo. En el dormitorio de dos camas había un armario de dimensiones descomunales. Todo muy espacioso. El baño, con aspecto industrial también con buen tamaño. Nos contaron que arriba había una terraza maravillosa, pero con el programa de actividades que llevábamos no pudimos verla (al menos yo no).
LA LUZ. Para mí fue el único «pero». Posiblemente se debía a que estábamos en el primer piso; arriba seguro que había más luz. En nuestro apartamento había muy poquita luz y es una pena porque hubiesemos podido hacer muchas más fotos. Las que tenemos son porque Violeta Rodríguez que es una artista de la pista estuvo un rato con nosotras y además de sacarnos bellas como sólo ella sabe hacer nos procuró unas fotos maravillosas. El sitio era maravilloso, no me malinterpretéis. Sólo que con mi cámara aquello parecía la cueva del lobo. De hecho ahí veis a mi amiga María José Sarrión maquillándose porque la luz del baño no era muy allá para esos menesteres.
Como decían en una de mis películas preferidas ¡nadie es perfecto! La verdad es que nos encantó la estancia en Vökel y al día siguiente lo agradecimos poniéndonos hasta las trancas con el suculento desayuno que nos subimos. Es genial porque bajas abajo y te preparan una bandeja con todo lo que puedes necesitar y te lo tomas tranquilamente en tu apartamento como una marquesa. A nosotras nos debió ver con hambre porque nos guiñó el ojo y nos puso un donuts más. Fue el colofón perfecto para unos días auténticamente maravillosos.
¡Muchas gracias a Eric Vökel por invitarnos!
Fotos: Violeta Rodríguez Fotografía
4 respuestas a «En Madrid con Eric Vökel»
La verdad es que llega apartamento tiene una pinta estupenda, cuidado y con todos los detalles. Y la ubicación, y que te voy a decir, a un tiro de piedra de cualquier cosa en Madrid. Me ha parecido una recomendación muy interesante para los que venis a pasar unos días a la capital. Te esperamos pronto.
¡Y tan pronto! El sábado estoy ahí de nuevo jajajaja
¿Y de precio cómo va? Porque con esa pintaza no creo que sea algo barato. Igual a dividir entre seis salió bien, pero para pagar una sola familia…
No son los más baratos del planeta pero tampoco los más caros. Están en precio de mercado, y salen más baratos que pagar dos habitaciones de un hotel decente con esa ubicación seguro. La noche que estuvimos nos invitaron pero no nos quedamos la anterior (pagándola nosotras) por la sencilla razón de que estaba completo. Si no, la hubiésemos pagado porque salía bastante razonable. Pero no hubo lugar porque a pesar de reservar con mucho tiempo estaba lleno, lo que dice bastante de las instalaciones y precio.