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Veranos sin fin

¿Por qué cuando eres niños los veranos duran más? Quien dice los veranos, dice el tiempo. Todo dura más. Cada día estoy más convencida de que el tiempo de medida objetiva no tiene nada. Cuando eres niño pasa muchísimo más despacio. Diez años en la infancia pasan despacito, quizás porque todo lo que quieres es crecer. En cambio cuando eres mayor de repente te das cuenta de que se te ha pasado la veintena, la treintena … y no te has dado casi cuenta. ¿no os pasa que cuando erais más jóvenes pensábais que la gente que tenía vuestra edad era mucho mayor? Mayor de espíritu. Como más sabios. Llegas casi a los cuarenta como yo y descubres que sigues sin saber casi nada y que lo único que cambia son las preguntas para las que no tienes respuesta. No lo digo con pesar, no creáis. Ya sabéis que yo soy básicamente una persona feliz. Es más que me sorprende. Me sorprende que cosas que yo daba por sentadas no tengan mucho que ver con la realidad. Pero no me quiero poner nostálgica.

Este está siendo el primer verano en años que me he tomado unas vacaciones mentales. La verdad es que junio fue un mes en el que trabajé lo que no estaba en los escritos. Hace unos quince meses que perdí mi empleo (podéis leer lo que escribí entonces aquí) y lo cierto es que tengo más trabajo del que casi puedo abarcar. Estoy feliz de la vida, mi trabajo es lo mejor del mundo mundial y paso los días escribiendo, escribiendo y escribiendo. Mi sueño. Pero sí que necesitaba unas vacaciones mentales. Menos escribir y más no hacer nada. Hace no sé cuánto no hacía nada. No escribía dos días seguidos. Y la verdad es que hacer el vago me está sentando de maravilla.

verano sin fin 02

Las niñas lo están pasando muy bien. Disfrutando el aburrimiento. Donde están no tienen entretenimientos electrónicos (a excepción de una wii que se pone sólo de higos a brevas) y es una decisión que no tomamos a la ligera: están en el campo, al aire libre y lo que tienen que hacer es correr, saltar, brincar, darse chapuzones y aburrirse. Si tuvieran tablets básicamente harían lo de todos los días: discutir. Y no es lo que quiero para ellas. Quiero veranos en los que se hinchen a jugar y a pasárselo bien. O no. Aburrirse también es parte de la vida y tienen que aprender a hacerlo.

Fruto del aburrimiento han descubierto que es divertido jugar a hacer comiditas. Aquí veis la crema de zanahoria con seto que hizo Mencía. Lo triste es que así en foto tiene mejor pinta que la mía (lo que no tiene especial mérito, cocinar no es lo mío).

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También están jugando a juegos de mesa con aspecto vintage … básicamente porque son vintage. O sea, viejos. Los míos. El Quien es quien es éxito asegurado, aunque tenemos también otros que ni siquiera se fabrican ya. Sobrevivieron a mi generación (es algo que digo con orgullo) pero dudo que sobrevivan a la suya. Estas hijas mías no cuidan las cosas igual, y esto es un hecho. Mi madre lo lleva fatal…

verano sin fin

No sé si os habéis fijado en la toalla en la que están jugando las niñas. Estoy emocionada porque tiene, así grosso modo, las dimensiones de Pekín. A mí las toallas me gustan grandes así por defecto (¿Qué mierdas es eso de las toallas tamaño ducha que no tapan nada? A mí dámelas, por lo menos, tamaño baño). Esta toalla es estupenda para usarla en la piscina porque es tan grande que es el lugar perfecto donde poder jugar a juegos de mesa, a las cartas o a lo que se tercie. Ellas y todas sus amigas, claro. ¡Ahí cabe muchísima gente! Es practiquísima para eso. Para taparos está muy bien pero sólo para adultos. Creo que a Mencía le daba tres vueltas y la arrastraba hasta hacerla parecer una novia.

Me la regalaron de Mantaspersonalizadas.com y puedes decorarla como quieras. Yo no me compliqué mucho la vida. Me hacía ilusión tener el logo y no la quería blanca porque es un color poco sufrido. Pero podéis hacerla como más rabia os dé. Con fotos, con composiciones prediseñadas… lo único, pensad que necesitaréis que sea un diseño con un poco de resolución, así que no vale cualquier cosa. Pero es que es MUY grande. 140 x 180, nada más y nada menos.

 

Por Walewska

Madre de dos niñas. Gafapastas. Cuqui de barrio. Me gusta tomarme la vida con humor. Cuando tengo un rato libre me abro un blog. Escribí Relaxing Mum of café con leche. Me gusta andar descalza, creo que los postres sin chocolate no son postres y soy compulsiva en todo lo que hago.

4 respuestas a «Veranos sin fin»

Este verano yo he enviado también a Henar dos semanas al campo, a un pueblo nada tecnológico, en el que hacer cosas de las que hacíamos nosotras cuando éramos pequeñas, incluido aburrirse. Y he reflexionado mucho sobre cosas que tú expones en este post, cómo pasa el tiempo a diferentes velocidades y lo que me encantaría tener un verano entero libre, como cuando era pequeña y tener incluso tiempo para aburrirme.

Pues sí, Sara, a mi se me pasa el tiempo volando, en cambio a Laura los días pasan despacio, la noción del tiempo no es la misma. Laura también está en el pueblo con mis padres, donde la tecnología brilla un poco por su ausencia, ayer mismo me enviaron un vídeo con ella en la bici nueva, pasándoselo pipa!!! Yo estoy deseando que llegue el fin de semana que nos vamos al pueblo, para hacer un poco el vago y desconectar un poco mentalmente de todo que eso siempre mola.
Un besazo guapetona y a disfrutar de tus vacaciones!!

Simplemente me encanta!
La toalla es estupenda! Pero lo de jugar a los juegos de siempre sobre ella… Me ha llevado de viaje mental a mi niñez. Fabuloso!

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