Hace casi diez años que mantengo un idilio y no es con mi marido. Es con mi cojín de lactancia. Lo mío es un cuelgue auténtico, y lo peor es que he contagiado del mismo a mis hijas. Ninguna de las tres somos nada sin nuestro cojín de lactancia (o como dice Mencía, el «colchón»). Somos tan tan tan fans que tenemos cada una el nuestro y cada vez que nos vamos de viaje nos preguntamos si nos cabrá en la maleta.
Moltó, de quien somos testers, tiene una línea de puericultura y entre las cosas que podemos encontrar ahí tenemos dos cojines de lactancia. El que nos gusta a nosotras es el que es tipo churro, alargado, tanto como el cuerpo. Os enseñamos para todo lo que lo usamos en casa.

Una de las cosas que más nos gusta es dormir con el cojín de lactancia. Hay quien no se hace, pero si te has acostumbrado, ay amiga, luego no sabes dormir sin él. Bueno, sí que sabes, pero es infinitamente más incómodo. Este tipo de cojines están rellenos de unas pequeñas bolitas que se adaptan al cuerpo, por eso no es lo mismo dormir con una almohada larga normal y corriente. El cojín de lactancia lo colocas como tú quieres y coge perfectamente la forma.
Una de las maneras es ponerlo por detrás sujetándote los riñones. La otra, que es como yo suelo ponerlo, consiste en ponerlo en sentido longitudinal por delante. A mí me gusta mucho abrazarlo con las piernas como hacen las niñas en la foto porque así descansan muchísimo las piernas.
Es un placer maravilloso. En el sofá, por ejemplo, resulta comodísimo.

No hace falta estar embarazada para disfrutar de la comodidad del cojín. ¡Yo ya voy por el tercero (tercer cojín, no tercer embarazo, ¡mal pensadas!). A nosotras nos gusta mucho estar en la cama viendo cosas en el iPad. Los fines de semana nos solemos poner alguna peli así que ya tenemos controlada la logística: un cojín de lactancia de lado a lado de la cama para que estando sentadas estemos cómodas. Otro, doblado sobre sí mismo delante de nosotras para sujetar el iPad a una altura adecuada. Cada una tiene su posición en la cama. Mencía, siempre en el centro porque le gusta siempre estar rodeada de gente y además nos viene bien porque al ser más pequeña nos permite acercar más el cojín.

Por supuesto no sé ni cómo alguien puede leer sin uno de estos detrás. Con un cabecero como el mío es incómodo de narices estar ahí apoyada, así que necesitamos la comodidad del cojín.
Yo, os lo prometo, ya no me sé apañar sin él. Mis hijas, al parecer, tampoco. La cantidad de usos que le dan, además, jugando es infinita.
Inicialmente un cojín de lactancia se supone que es para darle el pecho o biberón a los niños. Con Mencía lo utilicé mucho porque me venía fenomenal para levantarla un poco más y poder seguir escribiendo en el ordenador. Recordad, Mencía era de alta demanda estaba TODO EL DÍA tomando pecho. Lo que habré podido escribir con una teta fuera…
Si sólo lo vais a utilizar para esto quizás os resulte más cómodo un cojín más rígido: estos que son así con tanta bolita tienden a desparramarse. Éste de Moltó puede resultaros más útil, como digo, en el caso de que lo vayas a usar sobre todo para dar el pecho.
Los cojines como el mío también pueden usarse para simular una especie de cuna como veis aquí y poder tener al bebé cómodamente tumbado. Además incorpora un mando con luz y sonido que podéis utilizar de manera opcional.
Estamos encantadas con nuestros cojines de lactancia ¡Son geniales!
Más información: Cojín de lactancia de Moltó
5 respuestas a «Mi cojín de lactancia: el amante»
Yo también soy de las que se ha acostumbrado a dormir con el cojín. Y lo de leer en la cama es una auténtica gozada.
¡Menos mal que al final también has dicho que sirve cuando tienes un bebé! Yo sobreviví en is primeros meses de lactancia con mi bichilla gracias al cojín de lactancia. Siempre pensé que sería un antojo inútil, por eso me compré el pequeño, pero es que tiene infinidad de usos. Sin él, me hubiera cansado muchísimo dando el pecho, y cuando la niña ya e supo sentar sola lo usaba para sentarla, para que trepase sobre él… Estos grandes me han encantado.
Desde luego el cojín de lactancia es uno de los mejores inventos pero no sabía que se le podía dar tantos usos ¡muchas gracias por las ideas! ¡Lo probaré!
¿Crees que funcionará para las personas que sufrimos de ciática o lumbalgias muy acusadas? Es que es algo tremendo, no sé cómo ponerme. No acabo de entender muy bien la diferencia con un cojón normal doblado por la mitad y usado de forma similar (lo sé, lo sé… soy dura de entendederas).
Quería decir cojín, obviamente.