Cuando todavía estábamos llorando por el impagable reportaje de Salvados sobre conciliación (llorando de emoción por ver que es posible, llorando de pena porque miramos lo que tenemos, llorando de rabia por que la cosa avance tan largo, pero llorando, al fin y al cabo) llega el señor Berlusconi para tocarnos los cojones a dos manos cabrearnos como monos ponernos de buen humor. Leemos en un titular de El País: «Berlusconi opina que una mujer no puede ser madre y alcaldesa de Roma. El exprimer ministro intenta evitar que una embarazada participe en la campaña». Ajá.

Pero es que sigues leyendo y cada vez la cosa se anima más. Un tal señor Bertolaso (que tiene toda la pinta de ser un cuñao de los que hacen historia) apostilla, siguiendo la teoría de Berlusconi “No. Meloni tiene que hacer de madre, que es la cosa más bonita que le puede suceder a una mujer en la vida. Y no tener que ocuparse de los baches de Roma, de la suciedad, del tráfico, de las ratas, de la criminalidad y todo lo demás”
De las ratas… de las ratas sí que hay que ocuparse sí, aunque posiblemente no hablemos de las mismas…

Para que luego te tengas que oír cosas como que «esto del machismo está superado», «sois unas exageradas», «Vaya panda de feminazis», «Yo no soy machista pero…«. Ya, claro. Superado. Superadísimo. Que yo no digo que todos los hombres sean así ¡faltaría más! Pero como sociedad nos falta tela, telita para avanzar. Ahí tenemos al amigo Berlusconi y por supuesto al señor Trump que si por ellos fuera eliminarían a todo el que no fuera señor, blanco y con pasta del mapa. Molestan los pobres, molestan los que no son como nosotros, molestan las mujeres. Gente de segunda toda.

Y es que, ¡a ver quién se han creído que son, estas mujeres!. Primero a algunas se les ocurre estudiar ¡Cómo osan! ¿Para qué necesitarán leer y escribir? Con aprenderse los números para saber si se están gastando mucho o poco en el super ya deberían tener suficiente ¡leer! ¡culturizarse! ¡Tener un pensamiento propio! ¿Pa qué? ¡Que me digan de verdad para que lo necesitan!
Luego pretendieron votar. Pero si eso es para grandes intelectos, una pobrecita mujer cómo va a saber qué votar ¡seguro que son sus maridos los que les dicen lo que tienen que poner en la urna! Esos mismos maridos que deberían autorizarles a abrir una cuenta en un banco, que se nos están viniendo arriba y luego se nos emancipan.
¡Pero es que ahora quieren participar en política! Dios mío ¿Qué hemos hecho mal? ¡¡¡¿QUÉ HEMOS HECHO MAL?!!!

Y es que las mujeres nunca estamos contentas. Con lo bien que se vivía cuando había mujeres para casarte con ellas y mujeres para todo lo demás. Las de casa, sumisas, cornudas, para cuidar los hijos y la casa. Perfectas y siempre a tu servicio. Y el resto, ya sabéis. Mujeres para disfrutar. De vida loca. De esas que fuman. Esas con las que no te casas. Esas, hasta era pintoresco que tuvieran voz propia. Las hacía más deseables. Más indómitas. Más interesantes.

Pero sí, señor Berlusconi, señor Trump. Las mujeres nos estamos viniendo arriba. ¿Y saben qué? La cosa es imparable. Hay más mujeres que estudian carreras universitarias que hombres. Y la cultura, señores, es poder. Porque estamos haciendo eso que ¿cómo se decía? EMPODERARNOS. Que significa que no tenemos intención de dejarnos pisar. Que queremos que cromañones como ustedes cada vez sean menos. Que el mundo que les queremos dejar a nuestras hijas y a nuestros hijos entienda que las mujeres tenemos mucho más que decir. Y que no estamos dispuestas a callarnos, a agachar la cabeza y a considerar que nuestro sitio sólo está en casa.
Ser mujer es mucho más que ser madre. Soy madre, por supuesto que sí. Ni me avergüenzo ni lo oculto. Estoy orgullosa de serlo. Mis hijas son mi mejor obra y no quiero vivir mi vida alejada de ellas. Pero es que un hombre tampoco debería querer esto. ¿Qué mierda de vida es esta en la que o trabajamos o tenemos hijos? ¿Me quieren decir de verdad para qué tanto progreso si estamos como hace siglos? ¿No se supone que progresábamos para vivir mejor? Que alguien me lo explique que, como soy cortita, no lo entiendo.

Es verdad que cuando estás embarazada una campaña electoral es algo duro. Yo francamente en uno de mis embarazos me quería morir y no hubiese estado en condiciones. En el otro hubiese podido hacerlo. Pero 1) a veces las cosas ocurren y no es el mejor momento. Y puede que no se pueda permitir el lujo de posponer otros cuatro años el presentarse a alcaldesa 2) ELLA es quien tiene que decidirlo.
Así que este cartel de cabras espartanas hoy viene el pelo. Todos los días intento tener un carácter dulce y amable ¡¡¡pero coño, colabora!!!
9 respuestas a «Váyase a la mierda, señor Berlusconi»
ja ja ja ja Qué buena eres
No puedes tener más razón Sara!!
Nada más que decir
No salgo de mi asombro ¿En serio han dicho eso? No puedo creer que hoy en día sea necesario decir todo lo que has dicho, pero está claro que así es. ¡Qué pena más grande!
¡Bravo!
¡Este hombre no rige! Demasiada juerga le debe haber dejado tocado. Pero vamos, que seguro que no es el único que piensa algo así, porque de lo contrario no se dificultaría tantísimo las posibilidades de promoción laboral de las mujeres y se facilitaría la conciliación. En el fondo, creo que ese pensamiento de que las madres donde mejor estamos es en nuestra casa con nuestros hijos sigue demasiado extendido (pero no queda bonito reconocerlo abiertamente como ha hecho Berlusconi).
Te aplaudo de pie, es vergonzoso que se atrevan a decir esas barbaridades públicamente y que no pase nada!
[…] te preguntas si los libros o tú, siempre tiene que ser tú la respuesta. Por más que te gusten, por más que seas una sentimental, al final tiene que imperar el sentido […]
[…] cuenta de que esto no está tan alejado de lo que era lo políticamente correcto. Os recomiendo ver la fantástica película Pleasantville, una de mis “flims” favoritos de todos los tiempos. Me encanta. La liberación de la […]