Está hecho. El pasado 28 de diciembre vendimos nuestra casa y hoy vamos a comprar nuestra casa nueva. Vértigo.
Hoy compramos un piso que vamos a estar reformando los próximos 3-4 meses y ese es exactamente el tiempo que tengo para despedirme de la que ha sido mi casa, mi hogar, desde 2005. Venía de vivir sola, en un piso adorable que me compré con 26 años, tan diminuto que lo llamábamos entre nosotros el cacahuete. A modo de broma, en el espejo del baño había una pegatina de Snoopy y los peanuts de la que me acuerdo como si fuera ayer. Decir adiós a aquella casa no fue difícil: me dio pena, sí, había sido mi piso de soltera y le tenía muchísimo cariño, pero me iba a comenzar una vida nueva con el que meses más tarde sería mi marido. La emoción de tener mi primera casa de verdad, de un tamaño normal y de pasar a la vida adulta era mayor.
Recuerdo con infinito cariño aquel primer piso, mi casa casi de muñecas y cada vez que paso por la puerta noto un pellizquito en el corazón. La dejé en buenas manos. Teresa, la persona que la compró, la amó desde el primer momento en que la vio y eso hizo que me fuera de ahí en paz y en cierto modo feliz.
Dejar la casa, el piso donde vivo hoy duele mucho más. Está lleno de recuerdos en cada esquina, en cada rincón. Yo no soy una persona que suela tener lastres para avanzar ni tengo excesivo apego a las cosas, que son eso, cosas nada más, pero aún así han sido trece años en este lugar donde he sido tremendamente feliz. Aquí vinimos con cara de susto directos del hospital cuando nacieron mis hijas, aquí las hemos visto convertirse en mujercitas, aquí hemos tenido alegrías y también momentos un poco más bajos de ánimo. Aunque quedan unos meses por delante todavía para marcharnos, sé que nuestra estancia aquí tiene fecha de caducidad y yo no puedo evitar estar ya con esa sensación de estar todos los días diciendo adiós. Y es que estamos en los minutos de descuento, casi de prestado, en un sitio que para mí lo ha sido todo.
No sabía qué ponerse, así que se puso TODO. 😂😂😂😂😂😂 . No, no nos aburrimos. Ni un poquito. . #littleandbrave #momswithcameras #our_everyday_moments #pixel_kids #simplychildren #mytinymoments #candidchildhood #childhoodunplugged #letthekids #documentlife #uniteinmotherhood #thepursuitofjoyproject #momtog #cameramama #thatsdarling #flashesofdelight #documentyourdays #thehappynow #thingsiwanttoremember #everydaymoments #vscokids #capturingchildhood #letthembelittle #clickinmoms #motherlylove #motherhood #conmiradademadre
Cada caja que hago, cada cosa que dono, rasca un poco el corazón. No creáis que lo hago con pena: estoy en momento de mi vida en que necesito desprenderme de lo material, es lo que me pide el cuerpo, y no me arrepiento de ni una sola de las cosas que he dejado ir, pero al mismo tiempo soy consciente de esto es ya y que nos vamos. A un sitio que me apetece mucho y que voy a hacer a mi medida, pero nos vamos. Y es ya.
Somos como el cangrejo ermitaño, que busca una concha más grande cuando la suya se le queda pequeña.
A Natalia, que vendrá con sus hijos a vivir a nuestra casa actual cuando nos vayamos le diría: espero que seas aquí tan feliz como lo he sido yo. Espero haber impregnado de amor cada uno de los rincones de este lugar y que vosotros lo sintáis. El abrazo que te di cuando firmamos los papeles era muy sincero: me alegro mucho de que seas tú quien vaya a vivir aquí. A Pilar, a quien le compramos su casa, gracias por todo. Tu energía vital quedará en ella y estoy segura de que vamos a ser muy felices ahí. Te prometo cuidarla y llenarla de alegría. Sé exactamente como te sientes porque yo siento lo mismo. Contenta, porque es lo que quieres, pero al mismo tiempo llena de añoranza por lo que fue, por lo vivido.
Hoy empezamos una nueva aventura. Vamos allá.
5 respuestas a «Como el cangrejo ermitaño»
Sí que da pena, por todo lo vivido, pero mientras sea un cambio para bien serán recuerdos bonitos a los que volver de vez en cuando, diferente sería si os vierais obligados a dejar vuestro piso por algo negativo. Mucha suerte en la nueva etapa y que sea tan buena como la que dejáis atrás.
Ay, Sara, te entiendo tanto!
Cuando vinimos de vivir a Barcelona estábamos hartos del minipiso que teníamos a 30 km, pero el día que cerramos la puerta por última vez no pudimos evitar sentir una pena enorme, como si dejáramos allí parte de nuestra vida sin pensar en que la llevábamos con nosotros a donde fuera que el destino nos llevara!
La nueva casa los espera para que la vuelvan a llenar de historias <3
Sara muchas gracias por tus palabras! Tanto yo como mis hijos estamos encantados con la compra, todos los días pasamos por la peatonal y miramos hacia arriba haciendo un montón de planes. Seguro que tendremos buenos momentos y que sin duda siempre se sentirá el buen rollo que tú y tu familia nos habéis dejado.
En el abrazo me transmitio mucha felicidad y te lo agradezco mucho, fue un día muy especial, el comienzo de algo nuevo que sin duda hay ganas de empezar.
Si, tu casa ahora es mi casa pero siempre será tu casa así que puedes volver a visitarla cuando quieras. Un besazo enorme y dame ideas de decoración que me encanta tu gustooooo!
Por cierto a mi madre y a mi hermana les ha encantado tu post y están encantadas contigo! Tanto que están deseando conocerte!
Un beso enorme guapa.
Hola Sara, yo siempre me quejaba del piso donde vivíamos, y no era tan pequeño tenía 90 metros pero algunos metros estaban mal aprovechados, pero ahora que lo pienso era un piso querido, con muchos recuerdos y al marchar nos sentimos a gusto pero con nostalgia. Creo que al final siempre los lugares donde vivimos tantos momentos, donde conectamos, donde comenzamos como en mi caso la maternidad de mis hijos, siempre conservarán su encanto. Un abrazo!
Si, cuando construyen tu vida de adulta en un lugar, donde han crecido tus hijas, tiene que comer decir adiós. Te vas emocionada por la nueva etapa pero con pinchazos en el corazón al dejar la antigua… seguro que serás tan feliz o más en la nueva