Cuando yo tenía veintitantos los únicos documentales que se emitían en aquella España con sólo un puñado de canales eran los de naturaleza. Recuerdo perfectamente una conversación con una compañera de trabajo que acababa de trasladarse de Inglaterra que me dijo “¡es que el género documental es mucho más! En Reino Unido emiten un montón, y de muchos tipos, aquí parece que sólo existen los de animales”. Recuerdo esa conversación porque lo cierto es que ahora me encantan. El otro día cuando ya estaba todo el mundo dormido me topé con el documental Dr. Nassar: El caso del equipo de gimnasia de EEUUde Erin Lee Carr en HBO y me puse a verlo. Al acabar me costó mucho dormirme de la cantidad de cosas en las que me había dado que pensar.
Siempre he estado ligada a la gimnasia rítmica, una disciplina que en nuestro país tiene mayor escuela que su prima la gimnasia artística. Para los que no las distingáis, la rítmica es la que se practica con cintas, pelotas, mazas, aros y cuerdas y la artística es la de los saltos, volteretas etc. Yo siempre he hecho rítmica, pero a mí la que me gustaba de verdad era la artística. Me pasé mi infancia cabeza abajo, para qué os voy a decir lo contrario. Cada vez que llegaba una cita olímpica mataba por ver la competición. Mis primeros recuerdos, muy vagos, se remontan a Los Ángeles 84 y la primera que seguí con auténtico fanatismo fue Seúl 88. Desde entonces no me lo pierdo. Antaño el enfrentamiento se producía entre las rusas y rumanas y más tarde las americanas sustituyeron a las segundas. Siempre me han intrigado mucho los entresijos de un deporte en el que eran asombrosamente jóvenes. Nadia Comaneci consiguió su hazaña con 14 años. Ahora no sería posible porque el mínimo son 16 años pero aún así más que mujeres son niñas las que compiten.

Hace años leí Off balance, el libro que Dominique Moceanu, una gimnasta jovencísima que llegó a competir en los Juegos de Atlanta 1996, escribió contando la dureza y las miserias del deporte que más amaba. Recuerdo que aquello me dejó muy tocada, pero nada comparado con el asco, la indignación y el estupor que me ha producido este impresionante documental que estoy planteándome muy seriamente ver con mis hijas.

Dr. Nassar: el caso del equipo de gimnasia de EEUU es un documental tan duro como valiente. Cuenta la historia de este doctor, prestigioso osteópata, que llegó a lo más alto de la medicina del deporte. Trabajaba para la Michigan State University (MSU) y por sus manos pasaron cientos de niñas. Era tal su prestigio que trabajó también como el médico del equipo norteamericano de gimnasia artística tanto en las concentraciones que tenían regularmente como en los mismos Juegos Olímpicos. Sinceramente, no tenía ni idea de cuán largos habían sido sus tentáculos y lo extenso de su historial de abusos. A mis oídos habían llegado las denuncias de gimnastas olímpicas como las reputadísimas Simone Biles, Jordyn Wieber o Aly Raissman (que es la que aparece con los brazos en jarras en el vídeo de Girls like you de Maroon 5) pero descubrir el acceso ilimitado que un pederasta de tal calaña había tenido con el silencio cómplice de un montón de gente casi me hace vomitar.

En el documental podemos escuchar a las víctimas, algunas más mayores y otras a las que se las ve tremendamente jóvenes, así como a algunos de los periodistas, investigadores y abogados del caso. Al final, el juicio, que es imposible ver sin un nudo en la garganta si tienes sangre en las venas.
Varias son las cosas que me llaman la atención. Por un lado los métodos de abuso de este doctor, que con el pretexto de que era un procedimiento médico metía dedos en las vaginas de las niñas sin consentimiento, sin guantes y sin nada. Que tú te planteas ¿pero cómo ninguna se dio cuenta de que aquello era un abuso? Por varias razones. Por un lado estaba el hecho de que ¡eran tremendamente pequeñas! muchas de ellas no tenían ningún tipo de experiencia sexual. Además, los abusos se producían muchas veces con los padres delante. El doctor no paraba de hablar y en los momentos de abuso se colocaba de manera que impedía la visión al adulto que estaba con la niña. Al dar esta pátina de normalidad y tener al adulto de referencia involuntariamente dando validez a sus métodos la criatura acababa pensando que aquello era normal. Por otro lado, es que estas niñas no eran niñas comunes. Los entrenamientos de este tipo de deportistas de alto nivel (no todas eran olímpicas, pero no se trataba de un entrenamiento de base tampoco) son durísimos y están todas acostumbradas a vivir con el dolor. “No pain, no gain”, dice una de ellas en un momento del documental. Si un doctor te dice que con eso vas a poder seguir compitiendo, que vas a mejorar etc, tienden a creerle.
Es importante esto. Los entrenadores de gimnasia artística son despóticos en muchas ocasiones (algo realmente cuestionable bajo mi punto de vista) y Larry Nassar era el simpático. Era su figura de referencia en concentraciones en las que estaban solas, en entrenamientos interminables etc. Él era el majo, el simpático, el que las comprendía… y se aprovechaba de todo esto para abusar de ellas.
Como madre de dos hijas esto me ha dado muchísimo miedo, en honor a la verdad, no por las personas que están con ellas en sus entrenamientos en sus respectivos deportes sino porque me di cuenta al verlo que perfectamente podría haber pasado en mi casa. Para las niñas aquello era tan normal que ni siquiera hablaban de ello. Si alguna se lo contaba a otra le tranquilizaban diciendo “oh, no te preocupes, es lo habitual y ya verás como te funciona”. Quiero ponerles el documental a pesar de su dureza porque necesito que sean capaces de identificar cuando alguien está abusando de ellas. Para mí es evidente, pero el documental me ha dejado claro que es posible que no lo sea tanto. No fueron ni una ni diez. Eran cientos de niñas las que habían normalizado aquello y que tardaron en darse cuenta de que eran víctimas de abuso.
Una de las cosas que más me ha indignado es la falta de protección de aquellas víctimas. Porque no es que nadie supiera lo que estaba pasando. Antes de que el juicio promovido por Rachael Denhollander prosperara y sacara a la luz todo el historial del doctor dos personas le habían acusado de abusos. Pero eran “cosas de niñas”, “malentendidos”, que se saldaron con varios toquecitos en el hombro en plan, “venga, chavalote, que te entendemos, pero ten más cuidado la próxima vez”. Esto después de que en las vistas sólo testificaran doctores de su cuerda que dijeron que todo era perfectamente normal. La gimnasta Larissa Boyce comunicó a Kathie Klages, entrenadora de la MSU, que se sentía incómoda con el tratamiento del doctor. No sólo no la ayudó, sino que la humilló diciéndoselo a Nassar que siguió abusando de ella después de convencerla de que aquello era lo normal. La entrenadora de Maggie Nichols, del equipo nacional, oyó fortuitamente una conversación entre ella y otra gimnasta (que resultó ser Aly Raissman) y puso en conocimiento de Steve Penny, presidente de la federación americana de Gimnasia artística sus sospechas. Tardaron CUARENTA Y UN DÍAS en acudir a las autoridades. Lo comunicaron al FBI que ni siquiera investigó, de manera que aquello quedó en vía muerta.

Muchas niñas ni siquiera eran conscientes de que habían sido abusadas sexualmente, pero otras sí e hicieron lo que debían: acudir a adultos para que las protegieran. No lo hicieron. Prefirieron creer la versión de otro adulto, suponiendo que como eran jóvenes y mujeres, su testimonio podía no ser bueno. Seguro que lo habían malentendido, que no había para tanto. Padres incluso que daban más credibilidad al “bueno de Larry” antes que a sus hijas. Como dice una de las periodistas y fue algo que me dio mucho en qué pensar, “los niños son ciudadanos de segunda”.
Se nos olvida la importancia de los movimientos #timesup y #metoo. Gracias a ellos multitud de mujeres han sido capaces de dar un paso adelante y contar sus experiencias, silenciadas durante mucho tiempo. Estos movimientos les han dado coraje para no sentirse más víctimas sino supervivientes. Para que luego hablen de oportunismo algunos…
En serio, si tenéis HBO aprovechad para verlo. Y si no, recordad que tienen un mes de prueba gratis. Vedlo.
- El documental Dr. Nassar: el caso del equipo de gimnasia de EEUU de Erin Lee Carr está disponible en HBO desde el 4 de mayo de 2018
2 respuestas a «Dr. Nassar: El caso del equipo de gimnasia de EEUU»
[…] a todo, hasta lo más terrible. La violencia en la primera temporada me dejaba tan hecha polvo como me dejó ver también en HBO el documental sobre el Dr. Larry Nassar, que abusó durante décadas de cientos de gimnastas menores de edad. En esta segunda temporada la […]
[…] un documental que a mí me dejó muy tocada y del que ya hablé aquí. Doloroso, muy duro pero imprescindible verlo, el documental habla sobre los abusos sexuales del […]