Vamos a hacer un experimento: imaginad a un niño superdotado o con altas capacidades (que no es exactamente lo mismo, pero hacemos como que sí) ¿Te lo has imaginado con gafas y un poco con cara de pitagorín? Apuesto a que lo has visualizado más como alguien cercano a Sheldon Cooper que como a un niño random de los que juegan debajo de tu casa. Los niños y niñas de altas capacidades están sometidos a un montón de prejuicios, como otros tantos otros colectivos. Ojo, no es culpa vuestra: cada vez que sale uno en los medios, en la televisión o en el cine se les muestra es así.
En realidad los niños de altas capacidades son bastante más normales de lo que la gente se piensa. Aproximadamente un 2% de la población tiene altas capacidades, así que es algo exclusivo (en términos de porcentaje, únicamente), pero no tanto. Para que os hagáis a la idea, en un cole de cuatro vías habrá aproximadamente entre 2 y 4 niños que las tengan. ¡Otra cosa es que estén detectados!.
Voy a hablaros de algunos estereotipos y por qué convendría desterrarlos.

Lo que la gente cree de los niños con altas capacidades
Para mí, aunque hay muchos estereotipos asociados a ellos hay cinco que son los que más daño hacen:
- Los niños de altas capacidades sacan muy buenas notas. Cuando los profes piensan en alumnos con altas capacidades inmediatamente tienden a mirar a los que mejores notas sacan de su clase. Hay alumnos brillantes que las tienen que efectivamente las tienen, pero sólo son un porcentaje. Entre sus alumnos mediocres o incluso en los que suspenden puede haber niños con un cociente intelectual alto o muy alto, pero que carecen de motivación.
- Son unos genios. Parece que todos los niños con altas capacidades para la gente de fuera son personas de éxito. Nada más lejos de la realidad. En esta sociedad en la que no se prima el talento precisamente su lucha más habitual es contra el fracaso escolar.
- Aprenden por ciencia infusa. Algunos profesores se sorprenden cuando sus alumnos con altas capacidades, detectados, resulta que no aprenden solos. Es verdad que muchos de estos niños tienen una gran curiosidad, pero otros no la tienen y no se buscan las lentejas por su cuenta. Su cerebro funciona más rápido y aprenden deprisa, pero ¡hay que enseñarles!
- Son raritos. Tienen sus peculiaridades, claro pero ¿quién no las tiene? No hay un niño igual al de al lado, tampoco en este colectivo. Sí que es frecuente que se obsesionen con algunos temas e inviertan más energía en eso que en otras cosas, pero no es algo que hagan solo ellos.
- No hacen las mismas cosas que el resto de los niños. ¡Son niños! Juegan, leen, corren… No son adultos en miniatura ni están pensando todo el día en la ciencia.
¿Y cómo son los niños de altas capacidades?
Básicamente, de su padre y de su madre. Hay cosas que son bastante comunes a la mayoría pero como decíamos no se les puede meter en un único saco.
Que sean de altas capacidades no quiere decir que sean unos asociales. Hay niños que son más introvertidos, pero hay otros que son extravertidos e incluso muy líderes. Sus capacidades no marcan su carácter.
En cuestiones académicas como decíamos no necesariamente tienen que sacar muy buenas notas. Pueden ser estudiantes brillantes, estudiantes que no destacan especialmente e incluso muy malos… y esto es porque todos ellos en general tienen que lidiar bastante con la frustración. El mundo va a una velocidad muy lenta para ellos y hay quien lo lleva bien y hace la guerra por su cuenta, quien más o menos lo lleva pero no se esfuerza porque no tiene ningún tipo de aliciente y quien directamente es muy disruptivo y toleran mal la frustración y el aburrimiento enormes que soportan.
Su caballo de batalla es trabajar la cultura del esfuerzo: el mundo ofrece pocas dificultades para ellos cuando son pequeños ¡es todo tan fácil para ellos! El problema es que si no les enseñan, si no estudian, no tienen retos y cuando no pueden vivir de rentas se estrellan. Por eso requieren una motivación especial.
Por otro lado una cosa que me gusta mucho de ellos es que es un colectivo que tiene generalmente un sentido del humor muy especial. Su cerebro rápido disfruta con las bromas y con los juegos de palabras así que si les pillas el punto son muy divertidos.
Por último quería hacer constar que una de las cosas que les pasan es que su edad mental puede ser superior a la de su edad emocional: me explico. Una niña de 8 años puede tener una edad mental de 11 años y poder seguir explicaciones más complejas de lo que le correspondería pero emocionalmente seguir siendo una niña de 8. No siempre pasa, pero a veces su edad mental nos puede confundir … y tenemos que tener un cuidado especial con sus sentimientos y emociones.
He preparado una infografía para que lo tengáis más claro ¡Compartidla todo lo que queráis!
